
El próximo mes de abril, traerá por primera vez a los cinéfilos capitalinos la Muestra de Jóvenes Realizadores, que cada año realiza el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC).
El evento llega a su oncena edición y parece que fue ayer cuando, en octubre del 2000, los jóvenes cineastas independientes tuvieron un espacio en común: la I Muestra Nacional del Audiovisual Joven.
Con sedes en el Cine Chaplin y el Centro Cultural Cinematográfico del ICAIC, el encuentro exhibió 22 documentales, 11 cintas de ficción y una de animados. Se presentó, igualmente, la exhibición ¡Ojo que pinta! sobre las obras realizadas en el Taller de la Asociación Hermanos Saíz hasta inicios de los noventa, e incluyó una Muestra Homenaje dedicada al Cine Cubano y otra, a los directores cinematográficos Teresita Ordoqui, Belkis Vega y Tomás Piard.
El Comité de selección lo integraron Juan Carlos Tabío, Jorge Luis Sánchez, Dean Luis Reyes, Roberto Smith y Gustavo Fernández. Mientras que el Presidente fue Omar Vázquez y la Dirección general se le asignó a Juan Antonio García Borrero.
La I Muestra Nacional… junto a la II Muestra de Nuevos Realizadores (MNR), celebrada en febrero de 2003, contribuyó a difundir la obra de los más noveles documentalistas.
El encuentro no entregó premios en su primera edición, pero sí reconoció los audiovisuales más relevantes: “La época, el encanto y el fin de siglo”, de Juan Carlos Cremata;“Caidije...La extensa realidad”, de Gustavo Pérez; “¿Me extrañaste mi amor?”, de Leandro Martínez; “RRRing...”,de Pavel Giroud; “Clase Z Tropical”, de Miguel Coyula; “Más de lo mismo”, de Esteban Insausti; “Motos”, de Ián Padrón y “Se parece a la felicidad”, de Aarón Vega.
La I Muestra, como afirmó el realizador Esteban Insausti (2008), fue “la consecuencia inmediata de tener que reconocer una corriente paralela al ICAIC, que se había creado sin líderes, sin manifiestos; con una única voluntad: hacer cine, o intentarlo”.
La cita, que hasta el año pasado era en el mes de febrero, sirve principalmente a jóvenes no involucrados con el ICAIC. Así, en cada edición desde el quinto piso de esta institución, se prepara y puntualiza el evento que cumple en este 2012 más de una década de existencia.
Esta vez, se realizará del 3 al 8 de abril, y de acuerdo con el cineasta Fernando Pérez se destaca la presencia de jóvenes directoras de fotografía, con uno o más trabajos, y una sorprendentemente exigua (en comparación con años anteriores) muestra de obras de animación que, con ciertas excepciones, navegan por las protegidas aguas del diseño más tradicional.
Como parte de su objetivo principal, el evento cinematográfico prioriza el acercamiento de los realizadores a la industria del cine en el país y estimula el conocimiento y la reflexión alrededor de la obra audiovisual de éstos, buscando potenciar el diálogo al interior de su generación.
El Jurado, con fallo inapelable, lo presiden importantes figuras del séptimo arte y el ámbito cultural nacional. Además, de varias instituciones que integran el Jurado Colateral, como la Asociación de la Prensa Cinematográfica, la AHS, el Centro Pablo de la Torriente Brau, la EICTV, la FAMCA, el Centro Memorial Dr. Martin Luther King Jr., entre otros.
Respecto al documental de la Muestra, con más propuestas que los demás géneros, se puede afirmar que es un producto diverso y provocador. Se ha convertido, desde la primera edición, en un correlato social de manera necesaria, aunque con determinados problemas de realización.
Esta situación, común a los demás apartados, complejiza el trabajo del Comité selector, aunque afirma la profesora, investigadora y organizadora de la Muestra Danae C. Diéguez que “si le encontramos a la obra algún vuelo temático que pueda parecernos interesante o algún tratamiento desde el punto de vista artístico (fotografía, edición, guión), aún cuando le encontremos otros problemas, puede ser seleccionada”.
No obstante, hay obras que expresan un abanico de estéticas y temáticas que dialogan con la realidad cubana actual, asumiendo un compromiso social interesante.
Por eso, en la búsqueda constante de un auténtico lenguaje, el evento acepta -como define la Máster en Cultura Latinoamericana Oneyda González (2007)- “múltiples formas expresivas, a fin de encontrar entre estos primeros atisbos de práctica cinematográfica, lo que pudiera llegar a ser el cine nacional más próximo”.
Otra arista la aporta el crítico cubano Joel del Río (2007), al señalar que lo más atrayente es que ”existe un interés y una preocupación en los jóvenes creadores por dar tratamiento a temas trascendentes de la realidad cubana: (…) la vivienda, la marginalidad, los comportamientos de grupos sociales, los jóvenes, las generaciones (…) en aras de proponer el diálogo entre los actores del conflicto y la sociedad”.
De esta manera, cada año durante cinco días, la Muestra se convierte en una posibilidad constante de concentración, discusión, socialización, encuentros, desencuentros, creación y pensamientos.
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