Ares y el arte de pensar

Ares y el arte de pensar

«La caricatura es algo que desarrollé por mi cuenta, sin ningunos estudios artísticos de por medio», afirma Ares, Arístides Esteban Hernández Guerrero, quien así se expresa, es el caricaturista cubano con mayor número de distinciones internacionales.

Psiquiatra de profesión, emprendió sus primeros trabajos en el mundo de las caricaturas en 1984 en la revista Opina. Por aquellos momentos estuvo influenciado por la revista DDT de los 80, con la cual trabajaría una década después.

Artistas como Robert Crumb, Roland Topor, Santiago Armada (Chango) y Reynerio Tamayo, también influyeron en su trabajo y en la elaboración de sus personajes. Sobre la divisa más importante de los profesionales de ese arte, destaca la información como una forma para obtener mejores ideas y evitar los trabajos trillados o repetitivos.

Sobre el cómo llegar a ello, comenta: «En ocasiones la idea viene primero y empiezo, desde ahí, a encontrar los códigos visuales en que puedo transmitirla. En otros casos, comienzo con un dibujo que me gusta mucho, entonces me siento y busco la idea para él. Y a veces la idea y el dibujo aparecen al unísono, como un nacimiento natural».

Para Caridad Blanco, escritora, curadora e investigadora cubana, la síntesis es una característica esencial del dibujo de Ares, multiplica el poder de la imagen y casi siempre es la protagonista absoluta de sus composiciones. «Logra así una comunicación afectiva a partir de metáforas visuales, colocando por lo general a la figura humana en el rol principal. Individuos en solitario, grupos, parejas; fragmentos corporales, cabeza, incluso objetos: situaciones, que mediante su simbolismo y fuerza gráfica nos entregan múltiples retratos de la sociedad contemporánea».

Ares invita al público a completar sus trabajos. «Trato de crear obras en las que falta como una última pieza, la que coloca el espectador desde su perspectiva y visiones del mundo; por lo tanto, esa relación entre lo que hago y cómo él lo percibe es como el cierre del dibujo.

«Eso hace que una misma idea concebida por mí, pueda tener interpretaciones diferentes porque depende del background del receptor, que puede entenderla o darle una interpretación completamente diferente a lo que concebí. No me molesta, me parece que hace que la obra sea una obra viva».

La calidad de sus propuestas artísticas está respaldada por una dedicación y empeño constantes y su impronta se ha ganado el respeto y la admiración mundial. El Premio Nacional del Humor 2020 cuenta, además, en su haber con varios reconocimientos nacionales e internacionales, ha publicado más de una docena de libros e impartido conferencias en diversos países. También organizó eventos internacionales de caricatura en la mayor de las Antillas e integró el jurado de varios concursos en salones de humor foráneos.

El convencimiento del potencial, la paciencia para trabajarlo y la humildad para valorar los resultados, confluyen en él de manera inmediata y nos revelan a uno de los exponentes más consagrados del humor gráfico, ese ejercicio estructurado sobre el pensamiento al cual se ha referido en varias ocasiones.

Como explica Caridad Blanco: «El suyo es un humor sin fronteras que no se acomoda en lo logrado. Esa es la razón de su constancia en la experimentación artística, en la búsqueda de diferentes posibilidades de comunicación. Ares es un humorista inconforme que experimenta dondequiera que le es posible, que vive trazándose finalidades inéditas, retándose para no inmovilizarse. Ahí reside la lozanía de su arte inteligente y analítico y en ello tiene su propia fuente de juventud».

Arístides nos sigue invitando a reflexionar con sus creaciones. Muchas felicidades a ese joven de 60 años.

Lázaro Hernández Rey