Trascendencia del Consejo Nacional de la Uneac como preámbulo al décimo congreso

El ejercicio de una crítica artística responsable y de la calidad en los campos del audiovisual y de otras manifestaciones culturales constituyó un reclamo del Consejo Nacional de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, en reunión celebrada recientemente.
Los diálogos e intercambios mantenidos durante el evento estuvieron orientados a fortalecer la agenda de discusión del décimo congreso de la organización, que tendrá lugar en junio de este año. Reflexionamos sobre la trascendencia del encuentro para el enriquecimiento espiritual, el ser y el quehacer de creadores y públicos en la sociedad cubana.
Figuras notables de todo el país representantes de la vanguardia artística trataron diferentes aristas del acelerado desarrollo de la tecnología. Esta instaura un nuevo discurso dominante donde cultura y comunicación son conceptos clave en el complejo universo contemporáneo lideraron por hibridaciones, y diferentes maneras de ver y sentir.
Durante los intercambios de las asociaciones de escritores, creadores del cine, la radio y la televisión, artistas escénicos, la plástica y los músicos estuvieron en el centro de discusión: la importancia de la llamada pequeña pantalla y de su programación, la cual debe ser variada y propositiva respecto de ideas y pensamientos renovados.
Varios participantes significaron que la televisión le habla a ese espectador activo y formado en diversas experiencias mediáticas: celulares, tablets, redes sociales y videojuegos. Sin duda, los nuevos artefactos le permiten llevarse al hogar productos comunicativos, algunos son portadores de violencia, efectos especiales o relatos ligeros, aseguran el consumo de fácil y rápida deglución.
Entre las interrogantes expresadas por artistas y directivos estuvo: ¿qué hacer para contrarrestar la influencia de la industria hegemónica del entretenimiento? Entre ellos lideró un concepto esencial: en nuestra nación, a las instituciones culturales les corresponde ejecutar proyectos que beneficien la apreciación de códigos novedosos, el establecimiento de valores formativos y jerarquías artísticas. Dichos propósitos demandan, además, de buenas intenciones y transformar las condiciones y expectativas en el escenario mediático, el fomento de una estrategia comunicativa liderada por el pensamiento descolonizador, la interactividad y la lucidez.
Trascendió en el debate de la Asociación de Creadores del cine, la radio y la televisión, que, en este medio de carácter público, la cultura debe formar parte de todos los contenidos y géneros, pero no desde intenciones didácticas explícitas, las cuales afectan la polisemia del arte, se trata de ampliar los conocimientos e influir en el gusto estético de audiencias diversas. Insistieron los creadores en una urgencia: más allá de crear espacios, debemos aprovechar los existentes en horarios de mayor teleaudiencia. ¿Por qué limitar el análisis de las artes visuales y los géneros musicales elaborados solo a determinados programas ubicados en segmentos vespertinos o nocturnos? Hubo consenso al plantear una reflexión compartida con ustedes en este segmento: Lo que no se escucha, lo que no se ve, no existe.
Tengamos presente: la conciencia entrelaza lo sensorial, lo sensitivo, entonces lo estético interviene con más fuerza en la comprensión de las mayorías y su lectura es consciente. Por supuesto, de ningún modo se agotaron las inquietudes que, sobre la televisión, la cultura y el arte cubano inquietan a creadores, directivos y públicos.
Es preciso dialogar, conocer, reflexionar, sobre nuestros medios de comunicación audiovisuales y su repercusión en la sociedad cubana. El recrudecimiento del bloqueo impuesto por los Estados Unidos a Cuba tiene entre sus armas una feroz guerra ideológica contra la cultura cubana y sus hacedores en diferentes campos. Pensemos en esto.