En el aniversario 65 de Casa de las Américas, Hija de nadie, la novela de Javier Núñez
En Cuba, la emblemática Casa de las Américas arribó a su aniversario 65 este recién 28 de abril. Es una de las instituciones más representativas de la cultura en el mayor archipiélago de las Antillas. Fundada por una mujer luminosa, sensible, Haydée Santamaría y un equipo creativo “la Casa” estimula el diálogo, los nexos culturales con América Latina, el Caribe y el mundo.
De este importante universo forman los Premios literarios Casa de las Américas. Le proponemos pensar juntos sobre una novela de insólita belleza, Hija de nadie, del argentino Javier Núñez. Fue galardonada con el Premio en el año 2022.
El abordaje de sentimientos disímiles, la violencia cruda, acechante, y mucho por descubrir son desafíos del viaje propuesto por Hija de nadie. En la dramaturgia del relato, el autor desarrolla un narrador omnisciente devenido personaje sagaz pleno de dramatismo y sutilezas.
¿Por qué interesa de inmediato el relato escrito por Javier Núñez? Ante todo, indaga en profundidades de los seres humanos. Mediante su punto de vista revela misterios sugerentes. Es wéstern gaucho que revela sensaciones producidas en tiempos, espacios y niveles de realidades distintas. La riqueza narrativa se logra en el despliegue de silencios parlantes. Hace alusiones a hechos que ilustran la violación de los derechos humanos, el sometimiento de mujeres sumidas en la aflicción y la impotencia. Las conciencias de los personajes delinean el transcurso del tiempo, lo que ocurre, cómo ocurre, y el poder de persuasión de un potente lenguaje cinematográfico.
El autor cuenta sobre la culpa, el pecado y la redención. Su historia desemboca en escenarios donde cada palabra asienta la necesidad de resistencia y de pensar que no todo está perdido. Atmósferas, circunstancias, conflictos y contextos son recreados con insólita belleza. Cuenta Núñez: “El aire traía el rumor de los árboles. Los picos nevados de las montañas, a lo lejos, se recortaban contra el profundo azul del cielo. Las Tierras Patagónicas, por fin, se abrían ante ellos en todo su esplendor y se extendían hasta donde el viento emborronaba el horizonte”. La elocuencia, el amor, el resurgimiento afloran en el relato. Transmite emociones al expresar: “Se abrazaron unos a otros. Alguien lloró. Se acordaron de aquellos que habían perdido y se acordaron del milagro de estar vivos. Y se volvieron a abrazar y a llorar, entregados a la pena irremediable y la esperanza palpitante que los embargó a todos”.
Sin duda, una labor de desmontaje y comprensión del sentido narrativo patentiza conexiones locales, cruces entre discursividades sociales, riquezas de símbolos culturales, formaciones de poder y construcciones de subjetividad. Desde una visión transdisciplinaria, Javier Núñez elabora un documento ficcional en el que lideran el crimen, la violencia y la condición de historia sentimental. Definitivamente, es una novela de insólita belleza. Solo es preciso interpretarla en su dimensión compleja, a veces insospechadas, pero reales. Igual que la vida real misma.