La enfermería y la maternidad, un sentido de la vida

La enfermería y la maternidad, un sentido de la vida
Foto: Tomada de Internet.

Coinciden en belleza dos importantes celebraciones este 12 de mayo: el día dedicado a homenajear a las madres cubanas y la fecha en la que internacionalmente se reconoce a la enfermería, en recordación de Florence Nightingale, británica nacida un día como este hace 204 años, y considerada madre de la enfermería moderna.

Tanto una como la otra, aunque muchas veces coinciden en una misma persona, se encargan cada día del cuidado de seres necesitados de protección, de devolverle la salud a los enfermos hasta con los más mínimos cuidados, lo cual brinda una sensación de satisfacción al que la realiza, algo que jamás se olvida.

Es el amor entregado con el alma, en cualquier lugar y sin horario fijo, patentizando una enorme sensibilidad humana y solidaridad.

Desde todos los tiempos se descubre la presencia fundacional de la madre, porque conforman la mitad del mundo y han hecho posible la vida de la otra mitad. Por encima de razas, culturas o períodos históricos, ha sido la suya una misión sin ocaso: dar vida y sostén a una generación tras otra.

Por otro lado, en Cuba se reconoce a la enfermería en la atención de salud por su vocación de servicio y de educación por excelencia, por la humanidad que se impregna en la labor de comprensión de los pacientes y sus preocupaciones. Es una profesión ejercida por hombres y mujeres en hospitales y centros de salud, zonas rurales, escuelas, lugares de trabajo, comunidades y en cuanto lugar se haga necesario. Cada vez son más los jóvenes que se interesan por estudiarla por su amplio campo de desarrollo dentro de la medicina.

Tanto poetas, novelistas, pintores, músicos… hombres ilustres y también hombres humildes se han estremecido ante estas, y le han tributado siempre lo mejor. Y lo hacen convencidos de que no son comparables la alegría y el sufrimiento, la risa y el llanto, el apoyo, el consejo oportuno, el perdón generoso o los sacrificios de una madre y una enfermera.

En cada uno de sus gestos y palabras queda inscrita la esencia del amor. Y tener amor, como alguien dijo bellamente, “es sufrirlo todo, creerlo todo, esperarlo todo, soportarlo todo”. Solo ella sabe albergar la solución, a veces mágica, hasta para los problemas más impensables.

Su amor es infinito y andan junto a los suyos hasta en las distancias, porque sus sentimientos son recíprocos durante toda la vida. Ellas tienen los rasgos comunes de la tibieza en el regazo, el insomnio en la mirada y la dulzura de las manos. La felicidad de sentirse protectoras durante toda la vida y es una sensación única, inigualable.

¡Muchas felicidades al personal de enfermería!

¡Muchas felicidades, madres!

Ana Rosa Perdomo Sangermés