Museo Nacional de Cerámica Contemporánea Cubana inaugura muestra personal de Lázaro Navarrete

El Museo Nacional de Cerámica Contemporánea Cubana inaugurará este jueves 14 de noviembre, la exposición ¡Oh, Sacrum! del artista Lázaro Navarrete, en el Centro Histórico de La Habana, que se encuentra celebrando el aniversario 505 de la ciudad capital.
A las 5:30 p.m., en la calle Mercaderes, No. 27, esquina a Amargura, será la apertura de la muestra que cuenta con la curaduría de la MsC. Surisday Reyes Martínez y estará en exhibición hasta mayo del próximo año.
“La expresión en tono exclamativo contenida en el título de la muestra constituye un primer estímulo necesario para movilizar al pensamiento e indagar en el origen mismo de los vocablos”, señala las palabras del catálogo.
“El punto de partida del reajuste terminológico fue la frase proveniente del latín os sacrum que se traduce como “hueso sagrado”, fuerte y localizado en la base de las vértebras lumbares”.
Y continúa: “Es aquel que sostiene todo, aunque nada es, en definitiva, inquebrantable. Por su parte, el uso de la interjección no es casual, sino que contribuye a indicar admiración, sorpresa, exaltación, tristeza, alegría, preocupación, incredulidad y otras tantas sensaciones y sentimientos que atraviesan la obra -aunada aquí- del artista.
De tal estructura ósea como eje articulador nace, a modo de metáfora, la dicotomía entre lo efímero y perdurable, lo flexible y fuerte, lo ligero y duro, la apariencia y el ser, la imperfección y lo perfecto. En esa fuerza de contrarios y en su plural convivencia se hallan estas propuestas que tienen otra marcada condición: redimensionan en varios niveles de trascendencia y desde una visión muy personal el significado de “lo sagrado”. A través de las piezas se defiende que es la huella dejada por el ser humano en aquello que crea y transforma, asimismo lo que este piensa en su verdad más intrínseca. También está presente en el camino que se construye por cualquiera de sus cauces, en su historia de vida privada, social y colectiva, así como en su entorno de crecimiento físico y espiritual.
Hay, a su vez, un juego “intelectual” entre la impronta del objeto en su esencia real y cotidiana, su representación artística y la identificación misma conferida. Navarrete no desestima material ni medio alguno para concebir estos volúmenes, cada uno intervenido con admirable destreza. Están aquellos construidos con elementos más perdurables por su propia naturaleza y a la vez otros en los que se acentúa el sentido de fragilidad y temporalidad sin llegar a ser absolutamente efímeros”.
Fuente: Carlos Velázquez, Promoción del Museo Nacional de Cerámica Contemporánea Cubana