Ola, la ola de los colores

Una imaginación de colores, de vida, de fantasmas, de apariciones, se abrió para la joven artista Ara Starck cuando fue invitada a exponer en la Alianza Francesa, en el contexto de la Bienal de La Habana.
“No iba a hacer una selección de cuadros preexistentes, el honor era demasiado grande, quería imaginarme a Cuba, a La Habana Vieja.
“Pensé en estas pinturas como un paseo fantasmagórico, a través de una visión anticipada de lo que Cuba me inspiró’.
Estas palabras de Ara develan y dan fe de su exposición, que es una ola, una inspiración soñada, frente a un tema que ella estaba a punto de descubrir: un viaje de fantasía al corazón de La Habana.
La galería Picabia, de la Alianza Francesa, exhibe una selección de sus obras más destacadas. En otro sitio emblemático de la parte antigua de la ciudad, una vidriera de mampara, abre y cierra el pasillo que conduce al despacho de Eusebio Leal en su Casa de la calle Amargura. Es una puerta que, lejos de cerrar, acompaña e invita a la circulación.
Esta vidriera, a la que Ara dio formas y colores, fue realizada por los artesanos de la Escuela Taller Gaspar Melchor de Jovellanos, de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana; ellos han fortalecido, a través de la belleza de una obra, una nueva y magnífica colaboración entre Francia y Cuba.
Se trata de un complejo y tan simple juego de olas, resacas, ecos, voces, mensajes, palabras, aquí atronadores, otras amortiguadas e íntimas, una creación mordaz y acariciadora, oleaje y estruendo de estruendo y arena, guijarros y luces, destaca el catálogo de la muestra.
Previo a la apertura de la exposición – inaugurada por el embajador de Francia en Cuba, Laurent Burin des Roziers-, la artista sostuvo un encuentro con el público, y dialogó sobre los secretos del proceso creativo con enfoque especial en la técnica y el arte detrás de la creación de su obra.
Como en un libro, estas pinturas construyen la narrativa de una isla de ensueño, a la que visita por primera vez.
Una puerta abierta al universo de Ara
Nacida en París en 1978, Ara Starck es una artista excepcional, sus obras están expuestas en todo el mundo. En ellas integra su estilo vibrante con la arquitectura de manera magistral.
Del lienzo de 145 metros cuadrados del hotel Meurice en la capital francesa, al vitral de 28 metros de largo emplazado en el restaurante L’ Avenue at Saks, de Nueva York; desde los telones del teatro Eslava en Madrid, hasta el tapiz creado para el piso del emblemático Ristorante Quadri, de Venecia, Starck prefiere las obras de arte a gran escala, suerte de búsqueda expandida de teatralidad.
Inspirada en la idea de trascendencia, centra la creación en las posibilidades del reencuentro. Su trabajo suele ser un juego complejo donde personajes y formas se despliegan a través de lo fantasmagórico, invitando al espectador a soñar.
¿Dónde mejor que aquí en La Habana, punto de encuentro de los mares y los cielos, la «ola» de Ara Starck podría encontrar una playa tan quemada, hechizante, violenta y deliciosa? publica el especialista Xavier D’Arthuys en el catálogo de la exposición.
El trabajo de esta notable artista es un gesto generoso, una ofrenda que invita al encuentro, una ola que arrasa con todo a su paso. Va más allá de la dimensión estética para invitarnos a vivir a pesar de todo. Una ola creciente y sensual.
La muestra permanecerá abierta hasta el 20 de diciembre en la Alianza Francesa de Prado.
*Fotos de la autora y del perfil de la Alianza Francesa en Facebook