Andrés Núñez Olano: una vida dedicada al periodismo

Figura destacada de la intelectualidad cubana del siglo XX, Andrés Núñez Olano sobresalió como periodista, poeta, crítico literario y promotor cultural.
Nacido el 23 de mayo de 1900 en Unión de Reyes, provincia de Matanzas, inició su carrera periodística en 1917 publicando en El Imparcial, periódico de su provincia natal. Posteriormente, colaboró en medios emblemáticos como El Fígaro, El Sol, Heraldo de Cuba, Bohemia, Carteles y El Mundo, donde llegó a dirigir el rotograbado dominical.
Ejerció como jefe de redacción en revistas como Ahora y La Discusión, y sus textos aparecieron en publicaciones de renombre como Revista de Avance y Diario de la Marina. Su labor intelectual trascendió el periodismo: tradujo literatura francesa y prologó obras como Un nombre y otras prosas, compilación de textos de Rubén Martínez Villena que él mismo seleccionó.
En 1944, obtuvo el certificado de aptitud periodística en la escuela Manuel Márquez Sterling, institución donde más tarde impartió clases. Su trayectoria fue reconocida con premios como el Juan Gualberto Gómez, en 1955, por su artículo La mejor Cuba y el Enrique José Varona, que recibió en dos ocasiones, 1944 y 1956.
Tras el triunfo de la Revolución, colaboró con la agencia Prensa Latina y en revistas universitarias, consolidando su legado como uno de los periodistas más versátiles de su época.
Aunque nunca publicó un libro, Núñez Olano resaltó como poeta excepcional, reconocido por su dominio del soneto y su influencia del simbolismo y parnasianismo francés. Entre sus obras más celebradas figuran: El recuerdo inefable, soneto elogiado por la crítica por su imaginería sensorial y profundidad introspectiva; Luna de barrio, poema posmodernista que retrata la vida urbana con sobriedad y musicalidad, y El Retorno, versos que exploran su búsqueda espiritual y renovación creativa.
Su poesía, dispersa en revistas como Orto, Azul y Revista de Avance, se caracteriza por la precisión formal y la densidad filosófica. Además, aportó análisis rigurosos como crítico de teatro y cine, enriqueciendo la escena cultural cubana.
Núñez Olano fue cofundador en 1927 del Grupo Minorista, movimiento que reunió a intelectuales progresistas como Juan Marinello, Rubén Martínez Villena, Alejo Carpentier, Emilio Roig de Leuchsenring y Regino Pedroso. En 1920, organizó tertulias en el Café Martí junto a Rubén Martínez Villena, espacios que germinaron ideas vanguardistas. Una anécdota reveladora de su erudición ocurrió en los años 50, cuando ganó 64 mil pesos en un programa televisivo al responder preguntas sobre el Modernismo Hispanoamericano.
Pese a su influencia, permanece como un poeta «olvidado» en la historia literaria cubana. No obstante, su obra sigue siendo estudiada por fusionar tradición y modernidad. Como profesor en la Universidad de La Habana y miembro del Colegio Nacional de Periodistas, dejó huella en generaciones posteriores.
Falleció en La Habana el 21 de diciembre de 1968, legando una trayectoria que entrelaza periodismo, poesía y compromiso intelectual.
El recuerdo inefable
(Publicado la revista Orto en 1930)
Su voz era una trémula frescura de agua clara;
caricia de la seda sobre el huso dormido;
perfume de quién sabe qué virtual rosa rara,
maravilla secreta de cuál huerto escondido.
Sin embargo, fue siempre de palabras avara.
Su sonrisa alfombraba los caminos del ruido,
y era como si en ellos la voz se le extraviara,
abolida o distante la virtud del sonido.
Alguna vez, no obstante, alguna vez hablaba…
(No, no es así: no hablaba; más bien soliloquiaba).
Decía cosas vagas, sin principio ni fin,
musicales, etéreas, sencillísimas –cosas…
Entonces, como un niño que va a mirar las rosas,
yo entraba en su palabra tal como en un jardín.