La extraordinaria vigencia de aquel ¡Venceremos!

Una significativa convicción ha acompañado a los cubanos durante 65 años y se resume en apenas diez letras: ¡Venceremos!
El Comandante en Jefe, Fidel Castro, hablaba a los trabajadores de las peluquerías y barberías el 7 de junio de 1960, cuando celebraban su primer congreso. Muchos fueron entonces sus argumentos, porque aquella inolvidable disyuntiva de ¡Patria o Muerte! que él expusiera apenas tres meses antes durante el sepelio de las víctimas del criminal sabotaje al vapor francés La Coubre, estaba incompleta y la convicción profunda de que ¡Venceremos! sería su inseparable complemento.
Y ello ha quedado tan arraigado en la conciencia del pueblo que se ha constituido en motivo de convicción y firmeza revolucionaria, afianzada con los cambios y la agudización de las circunstancias que le dieron origen, frente al mismo enemigo de aquellos momentos.
Es propia de los nacidos en esta tierra mambisa y guerrillera la decisión de vencer y superar con éxito los obstáculos, problemas y dificultades; es algo congénito en los cubanos de todos los tiempos. Lo mismo tenemos disposición y valentía para enfrentar y triunfar ante las agresiones militares, que las que durante décadas hemos afrontado en el plano ideológico y de limitaciones económicas.
De ahí que esa dimensión de ¡Venceremos! adquiera matices incalculables. Y también pudiéramos considerarlo como un principio, atendiendo a que siempre ha sido nuestro ideal a alcanzar, propósito, objetivo y fin en la sociedad, contando con la participación real del pueblo, tanto en lo individual como en lo colectivo, expresión de los niveles de conciencia y protagonismo en el avance de nuestro proyecto social.
Todo parte del reflejo de esa significación valorativa que han ido alcanzando como resultado del complejo y multilateral proceso de educación política e ideológica en el que están permanentemente sumergidos los cubanos.
Aquel fue, sin dudas, un memorable discurso de Fidel que merece ser más ampliamente divulgado por su fuerza y firmeza, por la convicción profunda de seguir adelante, pese a las amenazas y todos los obstáculos, pero sobre todo por el reconocimiento al valor y la disposición resuelta de los cubanos para vencer.
El Comandante en Jefe, en aquellos momentos, hacía una importante reflexión: “La Revolución necesita de toda su fuerza, y tiene que defender cada átomo de su fuerza, porque esa fuerza la necesita para defenderse, la necesita para defender al país, la necesita para seguir adelante, y, sobre todo, porque quedan todavía muchas luchas por librar”. Y así ha sido en estas seis décadas y media.
Tal pareciera que aquellas, sus palabras, estuvieran siendo dichas en este preciso instante: “¡Esa trinchera se mantendrá firme e invencible!, porque los que estamos en ella, los que tenemos el privilegio de estar en esa trinchera, no la perderemos; los que tenemos el privilegio de jugar este rol que Cuba está jugando en la historia de este continente, sabremos estar a la altura de las circunstancias, con la seguridad de que venceremos, vencerá nuestro pueblo; ¡cueste lo que cueste, vencerá nuestro pueblo!”. A lo que los cubanos de ayer y de hoy le reafirmamos: ¡Patria o muerte, venceremos!
