Simons, El Manisero y la concurrencia del talento en la cotidianidad

Simons, El Manisero y la concurrencia del talento en la cotidianidad
Foto: Radio Cadena Habana / YouTube

No surgió a cargo de una meditación profunda, de una introspección de juglares en lo hondo del espíritu creativo o en las antípodas de apreciaciones reposadas. Cuando Moisés Simons escribió El Manisero, tardó muy poco. La razón fue ─en una de las más versiones más conocidas─ un encargo de Rita Montaner al cual el compositor cubano accedió gustosamente. De él nacería uno de los temas más reconocibles de la historia de la música cubana. “Cuenta Rita que en un ‘momentico’ ─como suele escribir toda su música—, el inspirado compositor hilvanó la melodía criolla, de dulces e incitantes acentos, de sugerencias encantadoras”, reconoce el ensayista e investigador Rafael Lam.

“El Manisero ha sido versionada desde Nueva York hasta París, y en Cuba destaca una muy singular adaptación instrumental hecha por Armando Romeu, con difíciles y virtuosos pasajes, en los que se entremezclan el jazz afrocubano y el blues, con la grandilocuencia del lenguaje big band, que fuera estrenada y grabada por la Orquesta Cubana de Música Moderna. La obra de Simons abarcaría, posteriormente, operetas y comedias musicales, y en todas existe una honda vinculación lingüística y autoral con ritmos y reminiscencias hacia lo cubano, como A una rosa y la comedia Niña Mercé, estrenadas en París y en Madrid”. Así comenta sobre esa obra y su autor el periodista Oni Acosta, quien valora también a Simons como uno de los imprescindibles de nuestra música y un referente obligatorio de la cultura cubana.

Nacido el 24 agosto de 1889, Moisés Simón Rodríguez desde pequeño se acercó el estudio de la música alentado por su padre. Con tan solo 14 años tocaba varios instrumentos musicales, dirigió compañías infantiles en el Teatro Martí y recibió clases de varios maestros con un papel destacado en su desarrollo como compositor. Tal fue el caso de figuras como José Mauri (en el estudio del contrapunto) y de Fernando Carnicer, Felipe Patau e Igancio Tellería en la composición.

Si bien su fama como compositor despegó con El Manisero, ya Moisés tenía un recorrido importante por varios centros y agrupaciones en las cuales asumió roles como organista, director y orquestador, con presentaciones en algunas de las sedes más prestigiosas del país (entre las cuales estuvo el Teatro Nacional) y giras por varios países del Caribe y Centro América.

En la década de 1930 emprendió una gira por Europa donde realizó varias presentaciones en España y Francia. Sería precisamente en tierra gala donde el compositor cubano vería su consagración con el estreno de la opereta Toi c´est moi el 18 de octubre de 1934 en el Théàtre des Bouffes-Parisienses, uno de los centros más reconocidos para la música ligera en el viejo continente. La pieza, escrita junto al novelista Henri Duvernois, reunía en su interpretación a reconocidas figuras de la escena francesa y marcó un impase en la trayectoria de Simons y una muestra de su madurez musical.

Dos años después, el maestro cubano estrenó en París Le chant des tropiques, en la cual participaron como intérpretes la soprano Hélène Regelli, Jean Sablon, Roger Bourdin de la Gran Ópera de París y el cantante cubano Antonio Machín, quien interpretó El Manisero. De esa obra es parte también el tema Cubanacán, versionado luego, en el repertorio de artistas como Tino Rossi, Jean Sablon, Georges Till y Raquel Meller.

Tras la invasión a Francia durante la Segunda Guerra Mundial, Simons estuvo por varios lugares de la geografía francesa. Luego fue a España y se radicó en Madrid. Allí musicalizó el filme Bambú, para el cual compuso el tema Hoy como ayer y en el que participaron figuras como Imperio Argentina y Celia Gámez. Hacia 1944 estrenó Toi c´est moi con texto en español de Federico Shaw.

Cuando murió el 28 de junio de 1945, Moisés Simons dejó una obra considerable. Junto a sus creaciones más reconocidas también están: “(…) la opereta Deuda de Amor con libreto de Fermín Samper estrenada en 1913 en el Teatro Albisu de La Habana; La Negra Quirina, revista de 1914; El Pescador de Corales, la revista en dos actos El Hilo de La Vida, La Cueva de los Mochuelos y la comedia Niña Mercé, estrenada en el Teatro Calderón de Madrid en 1931, entre otras”, afirma la investigadora Mirna Guerra.

Otros trabajos vieron luz en la gran pantalla, con cinematográficas en filmes como I like you never, The big Idea, The cuban love song, Bosko´s Kinght-mare, Here comes the band, Toi c´est moi, Twenty million swethearts, Romance del Palmar, Lumières de Paris y Sucedió en La Habana.

Lázaro Hernández Rey