Un espacio en Argentina para la cultura de Cuba

Cubanos, peruanos, colombianos, venezolanos acuden al Azúcar, Son y Ron, un salón en Buenos Aires donde se siente la cubanía, y quienes lo mantienen y quienes concurren se aferran a las raíces de la Patria que los vio nacer.
Mientras, los argentinos van a su espaciosa pista a aprender a bailar salsa en las clases que allí se imparten, aunque también se contagian con la alegría, la rítmica música y los tragos cubanos que le han dado la vuelta al mundo, los veleidosos Mojito, Daiquirí y Cuba Libre.
Sorprende escuchar y ver a Martina Cifuentes, una joven argentina licenciada en artes con melodiosa voz entonar boleros que se mantienen vivos en la memoria colectiva internacional, aunque amplía el repertorio con chacareras, milongas y un reguetón tanguero.
El domingo Azúcar, Son y Ron abrió para una ocasión especial: un homenaje a las madres y padres, organizado por la Unión de Residentes Cubanos en Argentina (URCA).
El Cónsul de Cuba, Osniel Escobar, quien se unió a la actividad, comentó que “la URCA es el corazón de la comunidad cubana en Argentina. A través de los años ha realizado una labor hermosa enfocada en la promoción y preservación de los valores culturales cubanos”.
Igualmente, brinda apoyo a diversos connacionales que han tenido situaciones difíciles derivadas de llegar a este país como inmigrantes.
“El trabajo de la URCA es vital en todos los espacios. Por ejemplo, tras las inundaciones en Bahía Blanca a principios de marzo, la organización se activó y sus miembros lograron reunir donaciones para los compatriotas que se vieron afectados por el desastre; algunos lo perdieron todo, y gracias a esta agrupación vieron un rayo de esperanza”.
“Por último, y no menos importante, URCA se mantiene en constante interacción con diferentes grupos solidarios en Argentina y defienden a Cuba de cada ataque y ofensa que se esgrime contra nuestro país”, recalcó el Cónsul.
Gregorio Rangel, propietario del salón, manifestó que con Azúcar, Son y Ron con su carga de decorados cubanos, “tratamos de mantener viva nuestra identidad, nuestras raíces, nuestra cultura popular, y la compartimos con quienes nos visitan”.
Asimismo, el entusiasta Rangel quien entre otras ofertas del salón imparte clases de baile de salsa relata que respaldan actividades de la URCA, así como del Consulado de su país de origen. “Aquí se siente y sentimos Cuba”, redondeó la idea.
Fuente: Prensa Latina