¿Música culta o música popular?

En ocasiones, algunas personas manifiestan preferir la llamada música culta, otras eligen la música popular. Durante la selección no suelen establecer diferencias entre géneros, ritmos, sonoridades y melodías.
¿Sería “necesario”? Reflexionemos sobre estos asuntos.
El pueblo de Cuba es bailador y dado a la musicalidad apreciativa.
A propósito, recordamos algunas ideas expresadas por el maestro Roberto Valera, compositor y ejecutante valioso, durante una conferencia impartida en la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac).
De acuerdo con él: “Todos los géneros de la música cubana son populares. Tanto los de la llamada música culta como los de la convencionalmente denominada popular; porque tanto una como la otra son expresiones genuinas del pueblo”.
Al meditar sobre estos conceptos culturales y artísticos de inmediato surge otra interrogante. ¿Existen múltiples ejemplos de músicos y músicas populares y cultas en la labor creativa de compositores e intérpretes?
Despejar la pregunta conlleva a varios análisis. Pero, sin duda, uno es esencial. Esa valiosa y oportuna coincidencia nutre el rico acervo de creadores y creadoras que desde siglos pasados aportan significativos los valores cultos y populares a la música en Cuba.
¿Podemos determinar solo algunos nombres relevantes en cuanto a estilos y riquezas conceptuales? Resulta imposible.
Ahora mismo ustedes piensan en quienes brillan con luz propia, son cultos y populares. Esa misma reflexión seguramente los hará ser conscientes de otra realidad: la galopante industria del entretenimiento que apuesta por la homogeneidad.
En Cuba defendemos lo genuino, lo propio, lo culto y lo popular que nutren el intelecto, el gusto y la musicalidad apreciativa.
Nuestro universo musical de buena música con sentidos ético y estético es inmenso. ¿Qué lo caracteriza o distingue? La identidad raigal de cubanía en los planteamientos artísticos formales de la función del arte.
Pensémoslo con calma; intensamente. Tararear bajito canciones o ritmos memorables nos coloca de inmediato en lo entrañable de lo culto y lo popular sin distinciones.
Ese disfrute acompaña y abraza. Lo merecemos con la compañía de nuestras fieles audiencias.