Valoraciones desde el pensamiento crítico sobre la cultura cubana

Valoraciones desde el pensamiento crítico sobre la cultura cubana
Foto tomada de Arte Informado

En Cuba pensar la cultura en toda su dimensión produce múltiples gozos. Pero, ¿existe “una” cultura cubana?

Su riqueza es amplia y diversa.

Reflexionemos sobre sus esencias, conceptos y redescubrimientos.

Por ejemplo, alguien canta bajito canciones de Ernesto Lecuona o Silvio Rodríguez. Nos maravillan los filmes de Tomás Gutiérrez Alea, Titón; y las pinturas de Wifredo Lam y Alfredo Sosabravo.

Por definición nuestro ajiaco incluye múltiples ingredientes. Al expresar la cubanía o la cubanidad abordamos el terreno de la identidad nacional. No la integran esencias inmutables; pues es una categoría histórica. Somos un mosaico de identidades enlazadas entre sí por tradiciones y experiencias comunes. La conciencia nacional se forja mediante un proceso; este comienza en la escuela donde aprendemos sobre los símbolos patrios. Ese acontecer va nutriéndose en la sociedad.

Cautivan músicas, visualidades, poemas, voces ancestrales, raigambres renovadas. En la cultura cubana la identidad está marcada por un vasto proceso de transculturación. Debemos el concepto a don Fernando Ortiz. Fue nombrado desde la primera mitad del siglo XX el tercer descubridor de Cuba. Aportó observaciones, registros y revelaciones sistemáticas del componente africano a la identidad.

Este sabio sacó a la luz las culturas negras traídas de manera dolorosa en tránsitos violentos al Nuevo Mundo debido a la terrible esclavitud. El ser nosotros lo ilustró genialmente el Poeta Nacional de Cuba Nicolás Guillén en 1931 al reconocer la existencia y vitalidad del color cubano.

Perviven ritos, mitos, leyendas conservadas en su condición de fortuna mayor. Todos fortalecen el acervo cultural.

Acudimos a la sabiduría de un legado imprescindible, el del maestro Rogelio Martínez Furé. El reconoció: “En el caudal de proverbios que la tradición oral afroamericana atesora, prefiero aquellos en los que se expresa el don de preservar una sabiduría. El que reza: “Cuando muere un anciano es como si se hubiera quemado una biblioteca”. O aquel otro que a través de los restos de la lengua yoruba de Cuba hemos conservado y que dice: Duru dié, lo cual quiere decir: Un día detrás de otro. Son ejemplos radiantes de una psicología, un saber y una conducta que perduraron no solo por su fuerza de redención, sino por su probado espíritu de resistencia. Una resistencia que es, sin dudas, patrimonio de carácter nacional”.

Pensémoslo.

Sahily Tabares Hernández

Dra. en Ciencias sobre Arte, periodista cultural y profesora‍ de la Universidad de La Habana.