El arte de hilos, tejidos y agujas en la ciudad cubana de Trinidad

El arte de hilos, tejidos y agujas en la ciudad cubana de Trinidad
Foto tomada de Prensa Latina

En la ciudad cubana de Trinidad, al sur de la central provincia de Sancti Spíritus, el arte manual viaja con el tiempo en el proyecto sociocultural Siempre a mano, hoy mantiene la tradición más antigua de las artesanas entre hilos, tejidos y agujas.

La laboriosidad y creación de longevas y jóvenes aportaron al otorgamiento de la tercera villa patrimonial como Ciudad Artesanal del Mundo en 2018, por el Consejo Mundial de Artesanías, de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

Las féminas tienen un lugar privilegiado entre los artífices al rescatar tipos de bordados de generaciones anteriores, un modo propio, único, de hacer vestidos, manteles, en los que prima la fantasía y la imaginación de sus creadores.

Expertos del Consejo Mundial de Artesanías para América Latina destacan el rescate de algunos de los saberes más antiguos transmitidos a la juventud.

El proyecto Siempre a mano, liderado por Mery Viciedo, no deja pasar oportunidad alguna para enseñar, exponer, hacer que esos conocimientos ancestrales pasen a las nuevas generaciones.

Foto tomada de Prensa Latina

De los niños, jóvenes y adultos surgen las más diversas creaciones, capaces de encantar y sorprender, en las que la sencillez es el signo distintivo de la elegancia, casi siempre con colores sobrios, en un ambiente natural.

Según testimonio del Historiador Oficial Carlos Joaquín Zerquera y Fernández de Lara (1926-2009), el oficio de hilvanar tiene presencia en momentos que las riquezas del azúcar en Trinidad mermaron y aparecen nuevos sustentos sociales.

Otros investigadores afirman que hacia la mitad del siglo XVIII sus pobladores exploraron otras alternativas para sobrevivir a la crisis, y así los hilos y las agujas volvieron a garantizar la subsistencia familiar, incluso de las personas más humildes.

Esta destreza, en sus inicios, conquistó puntos entre las mujeres e hijas de hacendados nacionales y españoles, y como medio de vida se populariza en la segunda mitad del siglo XVI, y comienza la oferta a la población, afirman datos conservados en los archivos locales.

Es una tradición que se mantiene renovada sin apartarse de sus originarias; la puntada de mayor demanda reproduce el aspecto de las antiguas rejas coloniales, donde las nuevas formas de los lienzos las premian con una mayor fantasía.

Fuente: Prensa Latina

Redacción Radio Enciclopedia