Moncadista recuerda acontecimientos del 26 de Julio

Moncadista recuerda acontecimientos del 26 de Julio
Foto: artemisadiario.cu

Ramón Pez Ferro es el único hombre sobreviviente del asalto al antiguo Hospital Civil Saturnino Lora, de Santiago de Cuba, el 26 de julio de 1953, durante las acciones de apoyo al Asalto al Cuartel Moncada.  Con noventa años, el combatiente recuerda los sucesos que le salvaron la vida y la importancia de aquella gesta.

El tiempo no ha podido borrar las memorias de Ramón Pez Ferro y su participación en las acciones del 26 de julio de 1953.  Su avanzada edad no le impide recordar detalles de uno de los hechos de mayor impacto en su vida, el asalto al Hospital Civil Saturnino Lora, en Santiago de Cuba el 26 de julio de 1953, que además de apoyo a la acción principal, se convertiría en un sitio necesario para los heridos en la acción.

«Quiero decir que a mí me correspondió participar en la toma del hospital, una instalación que está frente por frente al cuartel Moncada, cruzando la carretera central.  Ese era uno de los objetivos, porque el Plan también incluía la toma de la audiencia y finalmente el ataque directo al cuartel.  Estaba dirigida por Abel Santa María Cuadrado», explicó el moncadista.

El Plan concebía por encima de todo el factor sorpresa, «pero en caso de que esa sorpresa no funcionara, la presencia nuestra en el hospital disparando contra el cuartel era mucho más importante, y así fue.  Fue una acción donde todos mostraron un arrojo y una valentía y disposición tremenda, empezando por Abel», continuó.

Ramón recordó a Haydée Santamaría y a Melba Hernández, las conocidas muchachas del Moncada, por ser las únicas dos mujeres participantes ese día.

Aunque la acción del hospital duró más que el propio combate de la fortaleza, pues los combatientes continuaron disparando hasta que acabaron sus municiones, sin tener noticias del asalto, todos mantuvieron un comportamiento disciplinado.

«Ahí todos se portaron con la valentía esperada, empezando por Abel, quien además de estar dirigiendo, también combatió, lo mismo las dos mujeres con una valentía extraordinaria, y asistieron con todo lo que nos hacía falta para desarrollar la acción».

Finalmente  acabaron los disparos,  los moncadistas fueron delatados, los guardias penetraron en el hospital y terminaron haciendo prisioneros a los asaltantes.  Sólo este joven encontró a un veterano de las guerras de independencia en una de las salas que se ofreció a ayudarlo.

«El veterano empieza a hablar con el militar que estaba registrando y le explicó que era su nieto que lo estaba cuidando, y que le pedía que me dejaran salir y eso funcionó, increíblemente, lo creyeron y me dejaron salir, esa fue la forma en que pude salvarme».

Pez Ferro mantiene su actitud valiente en estos tiempos, que lo hace ser reconocido y recordado en efemérides como esta, donde un país recuerda a sus héroes, a sus mártires, y a quiénes continúan aportando desde su experiencia.

Lizet Márquez