22 de enero: Día del Teatro cubano
Desde 1980, se celebra el Día del Teatro cubano con motivo de los acontecimientos acaecidos en el teatro Villanueva en La Habana. Para conmemorar la fecha, el Ministerio de Cultura, en especial, su Consejo Nacional de las Artes Escénicas, realizan las Jornadas Villanueva con el fin de reconocer a los exponentes más destacados de las tablas en el país.
El 22 de enero de 1869, el escenario capitalino acogió la causa independentista iniciada unos meses antes, el 10 de octubre de 1868, por Carlos Manuel de Céspedes. El público presente en la calle Morro, entre Refugio y Vidrios, en La Habana, secundó con gritos de viva Cuba libre la arenga de un personaje: “¡Viva la tierra que produce la caña!”
La función de Perro huevero, aunque le quemen el hocico, interpretada por la agrupación Bufos Caricatos en aquel momento, era una obra original de Juan Francisco Valerio.
El hecho de que las mujeres acudieron con una vestimenta a tono con los colores de la que sería nuestra enseña nacional, la ausencia de la bandera española y las alusiones e indirectas del programa, constituían un desafío al poder colonial.
La presentación de aquel momento canalizó un sentimiento popular, distante de los preceptos coloniales. Los cientos de voluntarios que se encontraban en las inmediaciones dispararon contra el edificio, y luego arremetieron a mansalva en el interior del local.
El resultado fue de tres muertos y varios heridos, a los cuales se sumaron represalias contra la actividad teatral en el telón habanero durante varios días. No obstante, ese y otros hechos no disminuyeron el sentimiento independentista. Solo un día después, el Héroe Nacional de Cuba, José Martí, publicaba Abdala, en el número inaugural de La Patria Libre.
En un espacio caldeado de emociones, donde el choteo criollo se alzaba en paradigma para decir verdades, los sucesos del Villanueva evidenciaban el carácter despótico de la reacción peninsular hispana, así como el apego de las tablas cubanas hacia la causa iniciada por Céspedes.
Como es lógico suponer, posteriormente ocuparían la escena otros representantes. El bufo y los actos en la manigua, las exhibiciones del Alhambra, Francisco Covarrubias y el teatro vernáculo y la impronta de José Antonio Ramos y Virgilio Piñera, entre otros, configuraron la antesala a partir de la cual se desarrollaría esa manifestación artística con el triunfo de la Revolución en 1959.
Desde entonces, las presentaciones expanden su alcance y profundizan sus contenidos en un escenario que, si bien no está exento de desafíos, continúa, de alguna manera, el espíritu iniciado en 1869, como un modo de expresión comprometido con su realidad y las personas que la habitan.