Curiosidades del lenguaje popular cubano: poner una piedra

Curiosidades del lenguaje popular cubano: poner una piedra
Realización de Gilberto González García

Es sabido que cada pueblo del mundo tiene sus modismos, que hacen del lenguaje un verdadero patrimonio, sin importar el idioma que se hable en ese país.

Cuba es rica en esos modismos, y uno de ellos es el de “poner una piedra”, algo que equivale a intervenir ante una persona a favor de otra.

Ha sido muy usado en cuanto a relaciones amorosas, sobre todo entre personas muy jóvenes, tímidas, o de poca experiencia, a las que se les dificulta tender un hilo afectivo hacia el sujeto de sus sentimientos.

Así, por ejemplo, Juaniquito le pide a su amigo Pepín que le “ponga una piedra” con Mariquita, la que le ha robado el corazón, pero con la que no tiene confianza para acercársele y declararle su amor.

Las “piedras” no solo son populares en el ámbito sentimental; también en el laboral, cuando alguien, con cierta autoridad en el centro de trabajo, o cierta amistad con el jefe, le habla a favor de un amigo para conseguirle un mejor puesto.

Además, suelen ponerse piedras cuando se intercede, a un nivel personal y de amistad, ante cualquiera para resolverle un problema a otro, o para que acceda de manera más fácil a algún beneficio.

Sobre quién usó por primera vez la frase, o qué idea le pasaba por la mente cuando la inventó, es poco probable que alguien lo sepa, quizás el acucioso investigador del costumbrismo cubano, el intelectual, periodista y ensayista Ciro Bianchi, podría darnos una luz sobre el tema.

Sin embargo, por analogía, puede sugerir la acción de colocar una roca en medio de un cauce de agua para facilitar el paso de la persona a quien se intenta ayudar.

Aunque la expresión “poner una piedra” ya no se escucha mucho, sigue formando parte del acervo popular de los cubanos.

Gilberto González García