13 de Marzo: en el altar más hermoso de la honra

El Asalto al Palacio Presidencial y la Operación Radio Reloj del miércoles 13 de marzo de 1957 respondían a un plan cuidadosamente elaborado por el Directorio Revolucionario. El estado de ánimo de los participantes en la acción era muy favorable. Desde mucho antes, ya se vigilaba las 24 horas del día el recorrido del tirano Fulgencio Batista y por la radio se sintonizaban los detalles de todos sus movimientos.
Todo indicaba que saldrían victoriosos en su intento de abatir al Presidente en su guarida. Se libró un combate a muerte. Sin embargo, el éxito del ataque al Palacio se vio comprometido al no concurrir un grupo al que el Directorio había confiado tomar las azoteas de los edificios próximos, para que sirviera de pelotón de apoyo. Las palabras de José Antonio Echeverría quedaban interrumpidas en la toma a Radio Reloj, lo que estremeció a toda la capital.

Al retirarse de la emisora nacional, el heroico Presidente de la Federación Estudiantil Universitaria cayó mortalmente herido en la calle aledaña a la Universidad de La Habana, allí muy cerca de su Alma Mater, desde donde lucha con tanta intransigencia y denuedo.
Otros también cayeron en la valiente y heroica epopeya del asalto a la guarida del tirano. A pesar de todos los riesgos, aquellos combatientes dieron una prueba suprema de resolución, sentido del deber y confianza en la Revolución que ya se soñaba y se llevaba a vías de hecho.
El movimiento revolucionario previó el alzamiento popular como vía del triunfo contra la tiranía. Fue un plan que tanto en lo militar como en lo político contaba con varias fases. Se sabía que un fallo en el inicio significaría la derrota de todo el plan. Por otra parte, de desarrollarse las mismas victoriosamente, impulsarían de manera concatenada las demás fases de la acción.
Por eso se consideró que la primera fase debía ser estrictamente militar, por tratarse de un conjunto de comandos acuartelados, integrado por hombres escogidos que iniciarían la lucha abriendo la brecha que daría paso a la insurrección popular, de ahí que el propósito era tomar el Palacio Presidencial, donde había gran cantidad de armas que serían entregadas al pueblo, y de ahí que se concibiera el atentado a Batista en plena calle.
Después, los jóvenes revolucionarios participantes en el asalto al Palacio tomarían todo el control de los principales puntos de la ciudad. Los miembros del Directorio Revolucionario eran partidarios de la acción armada para derrocar a la tiranía batistiana; eran antimperialistas y sabían de la necesidad urgente de lograr la independencia económica y una revolución social profunda.
Ya por ese tiempo se conocía mucho de las acciones revolucionarias y organizativas de dos líderes indiscutibles: de José Antonio entre los estudiantes y de Fidel dentro del principal núcleo guerrillero en la Sierra Maestra. Existía así plena coherencia de acciones entre el llano y las montañas.
Aquella jornada del 13 de Marzo de 1957, extraordinaria por su audacia y su valor, demostró que el movimiento insurreccional seguía ganando fuerza en toda Cuba y puso en evidencia el espíritu de lucha del pueblo cubano, en especial de su juventud.
Como el propio Fidel también nos ratificara: “Estos tiempos son tan difíciles y tan gloriosos como aquel tiempo en que se produjo el 13 de Marzo. Podemos decir que esta es la lucha más difícil, que requiere más heroísmo, que requiere más unión…”
¡Gloria eterna a los mártires del 13 de Marzo!