Girón: legado de resistencia y victoria

Girón: legado de resistencia y victoria

De Girón, los cubanos aprendimos muchas e imperecederas lecciones, además del arte de pelear que nos precisara José Martí, a partir de convicciones y profundos sentimientos patrióticos, también el espíritu de sacrificio, el heroísmo, el valor de la unidad y del liderazgo, la confianza en la victoria. Ese legado nos sigue acompañando siempre.

La  victoria alcanzada en menos de 72 horas, aquel 19 de abril de 1961 con la derrota de los mercenarios en Playa Girón, nos hizo batallar sin tregua por nuestra dignidad, independencia y soberanía, propinando al enemigo imperialista su primera gran derrota en el continente.

Sabíamos que en esa batalla se decidía todo: la victoria de enero, la sangre y la historia que la hicieron posible, la larga marcha desde Carlos Manuel de Céspedes e Ignacio  Agramonte, el profundo mandato martiano, las luchas desiguales de medio siglo neocolonial. Estaba en juego el destino de la Patria y era imposible volver atrás; muchas vidas había costado al pueblo el pasado de torturas, malversación e ignominia.

El Comandante en Jefe Fidel Castro desempeñó durante la batalla de Playa Girón un extraordinario papel, con su firme y certera dirección al frente de las operaciones contra la invasión mercenaria; la claridad de su pensamiento táctico y estratégico fue decisiva para la victoria.

Fue Fidel quien concibió la raíz popular que debía promover el enfrentamiento y aquel triunfo comenzó su forja en la limpieza de los bandidos en el Escambray, pues no solo se entrenaron los combatientes en condiciones reales de campaña y se disciplinaron en una gran escuela militar, sino que también el enemigo se vio obligado a cambiar el sitio del desembarco por otro con menos condiciones favorables.

El valor de sus decisiones correctas e inmediatas, las medidas oportunas, la firmeza y su ejemplo personal en las zonas de batalla durante aquella gloriosa acción, fueron elementos que determinaron aniquilar la agresión enemiga. Según los planes del gobierno de Estados Unidos, el desembarco constituía el preludio del fin de la Revolución Cubana, pero calcularon mal, no contaron con la moral, el valor y la fuerza del pueblo que en pocas horas desmoronaba su estrategia.

Cada 19 de abril la historia vuelve a la Ciénaga de Zapata para recordar la epopeya de todo un pueblo. Playa Larga, Playa Girón, Pálpite y Soplillar son las sedes históricas donde vive cada imagen de aquellos gloriosos días. Cada sitio, con sus proporciones de anécdotas y vivencias, alimenta la gran crónica del triunfo sobre las armas mercenarias.

Y aquel mismo espíritu guió 19 años después a más de un millón de cubanos, el 19 de abril de 1980, a protagonizar la primera Marcha del Pueblo Combatiente por la 5ta. Avenida en La Habana, lugar donde radicaba la sede de la embajada de la República de Perú en Cuba, en respuesta a las autoridades que les concedieron asilo y protección a los tres antisociales cubanos que embistieron un ómnibus contra la cerca de la sede diplomática, penetraron en el sede diplomática por la fuerza y a disparos asesinaron al joven custodio Pedro Ortiz Cabrera. Un hecho no casual, sino muestra fehaciente de la política hostil para estimular las salidas ilegales de Cuba y crear una crisis migratoria.

Pero abril, la batalla y victoria de Girón, fueron la motivación esencial para la celebración en su fecha de los tres últimos congresos del Partido Comunista de Cuba: el 6to (2011), el 7mo. (2016 -último donde estuvo presente el Comandante en Jefe Fidel Castro) y el 8vo. (2021).

Como señalara en una ocasión Fidel: “La victoria de Playa Girón fue una suma de hechos heroicos de gente común de pueblo y soldados, milicianos, trabajadores, campesinos, protagonistas de esa gran epopeya”.

Hoy, 64 años después, con el heroísmo cotidiano que aprendimos de Girón, los cubanos seguimos dando muestras de la resistencia y la unidad de un pueblo decidido a defender su Revolución, porque aquel fue un símbolo de la lucha por la autodeterminación y un legado de valentía que, invariablemente, se seguirá transmitiendo de generación en generación.

Ana Rosa Perdomo Sangermés