Nelson Domínguez y el estímulo a la exploración artística

Nelson Domínguez y el estímulo a la exploración artística

Nelson Domínguez nació el 23 de septiembre de 1942 en Santiago de Cuba. Graduado de la Escuela Nacional de Arte en 1970, fungió como profesor en esa institución y en el Instituto Superior de Arte hasta 1985. Considerado uno de los grandes pintores y grabadores cubanos, su trabajo aborda temas como la religión afrocubana, la música y los paisajes. Ha ejercido técnicas como la pintura, el grabado y la escultura, y en sus creaciones discurre la representación de un artista que aborda las características de la realidad que ha vivido desde la aprehensión artística de su subjetividad.

La cotidianidad cubana insertada en sus trabajos se compagina con el empleo de múltiples materiales (lienzo, madera, metal, cerámica) y técnicas (acuarela, óleo, acrílico, grabado, escultura en madera y bronce), reflejo de una capacidad orientativa y de adaptación en las cuales la reinvención de las formas de hacer ha constituido una fuente de estímulo en la creación de Nelson. Trabajo a partir de la duda, expresó en una entrevista. El cuestionamiento y la introspección, con todas sus señas orientativas, tienen en su obra un matiz abarcador y recurrente, comprometido con las fronteras de la expresión del arte. “Siempre me arriesgo mucho. No tengo miedo, ni me conformo con los éxitos”, expresó.

El también Premió Nacional de Artes Plásticas (2009) es miembro de la Uneac y de la Asociación de Artistas de la Plástica (AIAP). Ha realizado numerosas exposiciones en Cuba y en el extranjero y ha sido merecedor de más de 25 premios en salones internacionales y nacionales, a los cuales se suman la Orden por la Cultura Nacional y la orden Alejo Carpentier.

Domínguez ha declarado las influencias de la abstracción y la figuración en su obra. A menudo combina ambas modalidades a través del empleo de colores intensos y composiciones dinámicas en las cuales traslucen emociones profundas inscritas en el marco referencial de un creador que, a sus 83 años, continúa explorando y transformando la identidad y la conexión espiritual en la gestación de sus representaciones.

Vinculado a ello, reconoció el crítico de arte Tony Piñera que: “Cuando, después de haber dejado de mirar las obras de Nelson Domínguez, se vuelve a estar frente a ellas, una impresión inequívoca avisa que se está frente a algo original y aun originario. Algo irreductible, más allá de lo que en arte parece contar: el estilo”.

“El arte es para pensar, las personas están acostumbradas a las explicaciones y el arte no se puede explicar (…) Las piezas tienen su propia lectura y ella se quien que la ve”, declaró Nelson. “A veces las personas se reflejan en el trabajo de otros. Por eso los títulos de las pinturas me molestan un poco, porque fuerza al espectador a pensar lo que quiere el artista. Hay que dejar un espacio abierto para el pensamiento”.

Su obra es un testimonio de ese reclamo.

Lázaro Hernández Rey