Mella, expresión de rebeldía del estudiantado universitario

Mella, expresión de rebeldía del estudiantado universitario
Foto: Prensa Latina.

Ya es centenaria aquella fecha del 25 de septiembre de 1925 que marcó la decisión del Consejo de Disciplina de la Universidad de La Habana, en complot con el rectorado y el gobierno del tirano Gerardo Machado, de expulsar de ese centro docente al joven revolucionario y líder estudiantil Julio Antonio Mella, utilizando como pretexto la airada discusión que éste había tenido con un profesor.

El motivo de esta había sido la reclamación de la estudiante de Derecho Olivín Zamora, la esposa de Mella, por estar en desacuerdo con una nota, siendo objeto de maltrato. Ante esa situación, se tomó la arbitraria e injusta medida disciplinaria contra Mella de separarlo temporalmente de las aulas y cuya verdadera intención era alejarlo del ámbito universitario por sus actividades revolucionarias y estudiantiles como Presidente de la FEU.

Para entonces, Julio Antonio Mella ya rebasaba los marcos estudiantiles y se había convertido en un líder político de alcance nacional, lo que era demasiado para el rectorado universitario y para sus profesores.

Había matriculado en la Universidad de La Habana en septiembre de 1922 la carrera de Derecho y Filosofía y Letras. En ese mismo año encabezó la reforma universitaria, creó la Revista Alma Mater y fundó la Federación Estudiantil Universitaria. En 1923 organizó el Primer Congreso de Estudiantes y en junio fue electo Presidente de la FEU.

A lo anterior se añade su filiación política, pues con apenas 22 años Mella fue aceptado en la Agrupación Comunista de La Habana, que en 1925 daría paso al primer Partido Comunista de Cuba del cual el joven líder fue electo miembro de su Comité Central, junto con Carlos Baliño.

Había calificado a la Universidad de «organismo anquilosado e inútil para la marcha de la cultura del país»; a su profesorado, con ligeras excepciones, de «museo de fósiles»; y sus edificios de «inmundas barracas».

Este excepcional joven sabía que su lucha iba más allá de los muros del Alma Mater. «A los vengadores no se les pide justicia. Se les vence. O se les emplaza para el día en que puedan ser vencidos. No es simplemente una venganza de los profesores de la Universidad; ustedes mejor que yo saben quiénes son los más interesados en separarme de la Universidad, y causarme el supuesto daño de no ser Doctor de la eficiente Facultad de Derecho».

Hace exactamente 100 años que Julio Antonio derrochó mucha valentía en cada letra de aquellas denuncias; la razón le asistió en todo momento y con extrema entereza asumió el abandono. Según sus propias palabras, estaría «libre de estatutos denigrantes».

Él es herencia formidable para la presente generación. Vive y vivirá en el corazón de cada cubano por la dimensión de su legado.

Ana Rosa Perdomo Sangermés