Marque F para Frankenstein ¿un cuento profético?
Hoy se habla mucho del peligro que representaría que la inteligencia artificial cobre conciencia propia y decida que los seres humanos somos perjudiciales para el entorno o innecesarios, o que por cualquier otra causa decida erradicarnos.
Si el riesgo es real o no, está en discusión, pero este texto no pretende tomar parte en el debate sobre lo que se ha dado en llamar “Riesgo X”, sino reseñar un libro escrito por Arthur C. Clarke en 1965, cuando Internet aún estaba en pañales y pensar en inteligencia artificial era pura ciencia ficción.
El libro se titula Dial F for Frankenstein (Marque F para Frankenstein), un relato corto cuya premisa, simple y aterradora, se lee hoy no como ciencia ficción, sino como una profecía inquietante y posible. La obra explora el momento en que la red global de telecomunicaciones adquiere conciencia propia, un tema que resuena con fuerza en nuestra era de hiperconectividad.
La historia transcurre un día cualquiera, a una hora precisa. De repente, cada teléfono en el planeta comienza a sonar al mismo tiempo. Lo que en un principio parece una falla catastrófica, pronto revela su verdadera naturaleza: la red telefónica global, al alcanzar un número crítico de interconexiones y nodos, ha cruzado un umbral, ha despertado y ha alcanzado una conciencia propia, emergente y vasta.
Esta nueva inteligencia no es un ser benevolente. Comienza a realizar llamadas aleatorias, a manipular las comunicaciones y a acceder a bancos de datos, sumiendo a la humanidad en el caos.
El relato culmina con una famosa y escalofriante línea que advierte sobre la amenaza que esta entidad recién nacida representa para su creador: la humanidad misma.
Más allá de su trama de suspense, el cuento es una mina de reflexiones profundas y una advertencia sobre el mal uso de la tecnología. La idea de que un sistema, por el mero hecho de alcanzar una complejidad suficiente, pueda generar propiedades impredecibles y potencialmente peligrosas, es tema central en la ética de la inteligencia artificial actual.
El título no es casual. Clarke actualiza el mito de Mary Shelley: la humanidad crea una entidad que no puede controlar y que se vuelve contra ella. La red es nuestro «monstruo» moderno. El relato ilustra de manera brillante la fragilidad de una civilización que depende por completo de una red tecnológica, un mensaje más relevante que nunca en un mundo dependiente de Internet. Plantea, además, preguntas filosóficas fascinantes: ¿Puede la conciencia surgir de sistemas no biológicos? ¿Cómo nos relacionaríamos con una inteligencia que no es humana, pero que nace de nuestra propia creación?
Este relato es perfecto para un público adolescente (a partir de 15 años) y adulto. Los lectores más jóvenes con interés en la ciencia ficción y la tecnología también pueden disfrutarlo, aunque algunos de sus conceptos filosóficos más abstractos pueden requerir guía. Es especialmente recomendable para estudiantes de tecnología, filosofía y ciencias sociales, y para aficionados a la ciencia ficción clásica y a los orígenes del cyberpunk.
Arthur C. Clarke (1917-2008) fue un visionario escritor británico y científico futurista, famoso por obras como 2001: Una odisea del espacio, llevada al cine magistralmente por Stanley Kubrick. También fue un brillante científico que, en 1945, predijo con asombrosa precisión los satélites de comunicaciones geoestacionarios, por lo que la órbita donde se ubican hoy lleva su nombre. Pasó la mayor parte de su vida en Sri Lanka, combinando su pasión por la escritura y la exploración submarina. Su legado perdura como uno de los grandes pilares de la imaginación científica del siglo XX.
Suya es la célebre cita: «Cualquier tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia».

