La convicción de Cinco Palmas hace 69 años está latente

La convicción de Cinco Palmas hace 69 años está latente
Foto tomada de Periódico Invasor en Facebook

El 18 de diciembre es pródigo de sucesos importantes, tanto en Cuba como en el mundo. Al amanecer de esta fecha en 1956, bajo las cinco palmas de la finca El Salvador del colaborador campesino Mongo Pérez, en la zona oriental del país, se reunieron ocho de los expedicionarios del yate Granma, que habían desembarcado dieciséis días antes por playa Las Coloradas, y dispersado luego del combate de Alegría de Pío.

Dos de ellos, los hermanos Fidel y Raúl Castro, se fundieron en un emotivo abrazo, cargado de esperanza en la continuidad de la lucha que conduciría al triunfo de la Revolución. Eran pocas las armas: cinco que tenía Raúl y dos Fidel, pero la convicción en la victoria final hizo exclamar al máximo líder, el Comandante en Jefe: «¡Ahora sí ganamos la guerra!».

Quizás algunos entendidos en esa materia, acostumbrados a reflexiones sobre correlación de fuerzas entre los ejércitos contendientes, no hubieran tomado en cuenta el pronóstico de Fidel; sin embargo, la guerra se ganó.

Aquellos ocho hombres y siete fusiles se multiplicaron desde su embrión hasta convertirse en el Ejército Rebelde, vanguardia del pueblo combatiente y alma de la Revolución.

Surgió en su momento la leyenda idealizando la gesta de la Sierra Maestra, pero también llegó la historia mostrándonos a un Fidel en plena madurez de sus facultades políticas y militares. Un jefe con una táctica y una estrategia bien definidas y una concepción nueva de la guerra popular revolucionaria que llega hasta nuestros días.

Un dirigente con firmes e inclaudicables principios, entre los que se destaca su confianza infinita en las fuerzas y reservas morales del pueblo.

Al Fidel de aquel 18 de diciembre de 1956 le sobraban argumentos y razones para proclamar el principio del fin de la tiranía de Fulgencio Batista.

La convicción de Cinco Palmas se repitió a lo largo de la contienda de liberación. El 18 de diciembre de 1958, es decir dos años después, ambos líderes rebeldes se reunían en Jiguaní, momento que se considera como el comienzo de la cuarta etapa de la ofensiva final del Segundo Frente Oriental Frank País, al mando de Raúl.

Y la misma convicción se reeditó en Girón y la Crisis de Octubre, y forma parte de nuestra concepción de lucha actual contra las fuerzas que nos agreden e intentan rendirnos por hambre y necesidades. Frente a ello, se levanta con la leyenda de la Sierra Maestra convertida en realidad, la dignidad, resistencia y unidad del heroico pueblo cubano.

Ana Rosa Perdomo Sangermés