A contra luz: la familia, el amor, la solidaridad

A contra luz: la familia, el amor, la solidaridad
Foto: https://www.envivo.icrt.cu/

Durante el verano, y por el Canal Cubavisión, el sábado, a las 2:00 p.m., la revista de orientación social Una calle, mil caminos, aborda asuntos de la realidad cotidiana en Cuba.

El telefilme A contra luz, transmitido en ese espacio, ha hecho reflexionar a las familias en diferentes lugares de la geografía cubana.

De manera emotiva y tras un arduo progreso investigativo desarrollado por la guionista Katia Bulíes y la directora de la puesta, la primera actriz Tamara Castellanos, el relato visibilizó la etapa de la adolescencia, hizo énfasis en la importancia de la comunicación y ponderó el amor entre padres e hijos.

Entre los aciertos dramatúrgicos del telefilme A contra luz es preciso destacar la riqueza de conflictos. Entendido estos como las fuerzas en contradicción que generan las acciones dramáticas.

La ausencia de afectividad por parte de una madre y un padre irresponsables afectó la estabilidad emocional de una adolescente de 13 años, Legna, quien reclamó la atención y el amor para sentirse feliz en familia.

En ese proceso, la niña, interpretada de forma magistral por Angely Cortina, vivió días de extrema violencia. Las acciones psicológicas contra su integridad psíquica y emocional, afectaron su autoestima. El abandono, los insultos, las prohibiciones, laceraron duramente su estabilidad emocional.

El inteligente desarrollo de la historia, por parte de la guionista, al tiempo que colocó en la trama, oportunos obstáculos y silencios, también situó los salvamentos de la solidaridad, la amistad, el apoyo de personas buenas, para salvar situaciones de extrema violencia.

El tempo, a veces lento, reflexivo, de espera ante confrontaciones, lideró en ese juego con las expectativas, que, al estar bien orientado, propició entender el sufrimiento de una adolescente tras el abandono y la indolencia de la madre.

Los conceptos de la familia, del amor y el trato cálido, protagonizaron el abordaje de diferentes puntos de vista en un relato, que hizo pensar en el maltrato como una problemática social de notable connotación en la vida de Legna, la adolescente de 13 años.

Ella puede ser su vecina, una amiga o la conocida que no vemos a diario.

Es evidente, en el siglo XXI, el cambio de percepción de los públicos, sí, en plural. Ellos son diversos, heterogéneos, demandan variaciones de escrituras y lenguajes, pues en el mundo tienen lugar nuevas relaciones entre los procesos simbólicos y las formas productivas durante la distribución de bienes y servicios.

En el audiovisual, creadores de diferentes generaciones conciben narrativas novedosas al involucrarse en lo “real”, para decirnos: lo que sucede les interesa a todos los humanos.

Así ocurrió con el telefilme A contra luz. Sus equipos técnico y artístico crearon atmósferas, situaciones extremas, confrontaciones que hicieron pensar en el llamado mundo privado de notable trascendencia a nivel social y en los medios de comunicación.

No lo olvidemos: de manera continua en un mundo cada vez más interconectado se borran las fronteras entre los géneros dramáticos, las ficciones expresan experiencias y visualidades en textos lingüísticos e icónicos recreados mediante puestas donde los aportes de actores y actrices son esenciales.

Su ejercicio profesional demanda una sólida preparación previa que de ningún modo culmina al interpretar personajes diferentes. Esa vivencia queda latente en el alma y en la memoria donde deja registros de referencias y emociones.

Según reflexionó Konstantín Stanislavski, un maestro en la construcción del personaje: “El objetivo del arte no es solo crear la vida del espíritu humano en el papel a interpretar, sino también transmitirlo externamente en forma artística”.

Así ocurrió en el telefilme A contraluz.

Por todo esto es indispensable descifrar el lenguaje de cada propuesta, interpretar las acciones, los bocadillos, los gestos de actores y actrices para reconocer lo auténtico en el gran barullo de imágenes y palabras que por las redes dicen lo mismo, no incentivan el talento de los públicos, ansiosos por ver lo mejor en las pantallas de TV.

Sahily Tabares Hernández

Dra. en Ciencias sobre Arte, periodista cultural y profesora‍ de la Universidad de La Habana.