Acercamiento reflexivo a la serie mexicana María Félix: La doña
¿Se puede contar una historia de vida en apenas ocho capítulos?
Esta es, quizás, una de las primeras interrogantes que sugiere la serie mexicana María Félix: La Doña. La transmite el Canal Educativo, cada sábado, a las ocho y cuarenta y cinco de la noche. Justamente, “compite” con la telenovela brasileña Nuevo sol, a la misma hora, por el Canal Cubavisión.
Esta opción puede atentar contra la mayoría de la teleaudiencia, respecto a la puesta azteca, pero, en definitiva, cada quien elige lo que le interesa o le seduce.
La biografía de la popular actriz mexicana, conocida por varias generaciones de cubanos y cubanas, en filmes emblemáticos del pasado siglo veinte, coloca en la mira las complejidades de una mujer que desafió estrictas normas en una sociedad patriarcal, incluso en su propia familia, y luchó por ser ella misma.
Así lo define en un elocuente bocadillo: “Yo siempre estoy triunfando”. Al parecer, María Félix trató de derribar todas las barreras posibles. Entre ellas, la violencia desplegada por el padre, la lejanía de su hijo Kike, el asedio de amantes impetuosos.
Mediante diversos conflictos se revelan el ser y el acontecer de una artista de dimensión internacional, desde la perspectiva de Mayer Suárez, en el guion, también a cargo de la dirección de la puesta junto a Ximena Landa y Ernesto Esteva.
En estrecha complicidad trazaron el diseño de una gran acción dramática para desarrollar efectos psicológicos en los personajes, el suspenso, el juego con las expectativas y la catarsis. De ningún modo por azar, se evidencia en escenas y capítulos, que, para llegar a la cima del arte cinematográfico, la actriz llevó adelante un sinfín de batallas.
Siempre es importante analizar cómo los creadores estructuraron un relato que debe ser creíble, auténtico, y nunca haga dudar, sobre causas y azares colocados en la trama, con fines premeditados: convencer a los públicos de que esta es la verdadera historia de la trágica María Félix.
Esta serie hace meditar sobre la relación amistosa de la popular actriz con varias figuras relevantes en el universo del arte universal: Frida Kahlo y Diego Rivera, dos personalidades extremadamente complejas.
Tampoco quedan fuera del interés del grupo creativo las relaciones de María con Agustín Lara y Jorge Negrete. Ambos fueron pareja de la actriz que prodigaba amor cuando se lo proponía, y también odio, venganza y angustias.
Leer dramatúrgicamente la puesta significa ser conscientes de que el arte se comporta como una antojadiza aproximación a la realidad donde acontece la socialización de contenidos en beneficio de la cultura en su sentido más amplio.
La serie permite profundizar en los niveles sensoriales de diálogos y personajes, planos, atmósferas, escenografías, entre otros elementos codificadores de la riqueza de una nación donde confluyen lo culto y lo popular de manera armónica.
Los invitamos a seguir los capítulos finales de María Félix: la doña. Una manera de conocer mucho mejor al hermano país de México.