Actuar con mentalidad científica en el medio televisual   

Actuar con mentalidad científica en el medio televisual   

Por doquier, las velocidades de la información instauran múltiples experiencias en la escuela, el hogar o donde las personas logran una conexión mediante artefactos diferentes. Sin distinciones de edades, sexos, preferencias e intereses, comparten nuevos modos de estar juntos. Se ha instaurado una dialéctica de la apropiación, esta incluye los amplios universos de la cultura, de las tecnologías y, sobre todo, el proceso de la comunicación.

Reflexionemos sobre la importancia del medio televisual en una relación íntima, social, altamente propositiva de novedades y manifestaciones artísticas.

Además de aportes creativos, la conquista del conocimiento demanda mantener nexos sistemáticos con territorios dominados por zonas de saberes inquietantes, provocadores, al analizar problemáticas complejas de la vida propia y ajena.

Controvertidos universos de temas, contenidos, soluciones formales circulan por corrientes subterráneas, son desafíos de amplia connotación comunicativa para los sistemas institucionales y educativos.

Mantener en el medio televisual programas abiertos a la apertura progresiva de horizontes y al diálogo intergeneracional sin límites de fronteras entre la teoría y la práctica, nutre una dialéctica aleccionadora ajena a generalizaciones abstractas.

Sobre esto dan fe espacios en provecho de las resignificaciones de estéticas y conceptos. Entre ellos La otra mirada, el martes, a las diez y cuarenta y cinco de la noche, y Un palco en la ópera, el viernes, también en el horario nocturno, a las nueve. Les sirve de plataforma el Canal Educativo, donde siempre se aprende. Expertos de distintas especialidades abordan textos y contextos, valores heredados, la sucesiva apropiación de códigos culturales y las vivencias de creadores valiosos.

Estos tiempos exigen estrategias comunicativas que estimulen la condición primera de lo artístico: hacer pensar. Y en ellas, la imagen debe ser analizada como cultura en movimiento con su condicionamiento social y discurso de poder.

Cada programa debe tener valores agregados. Poco pensamos en esto. Lo realza su particular distinción simbólica, la manera propia de decir. Nunca lo olvidemos, el lenguaje modifica, transforma condiciones del comportamiento social del sujeto hablante y del destinatario. De ningún modo basta el uso correcto de las palabras, también la sintaxis de imágenes y la gramática visual proponen ideas al sistema de pensamiento implícito o explícito en mensajes atractivos.

Sin duda, ampliar la cosmovisión del ser humano propicia el crecimiento de sus alternativas de disfrute.

Otro aspecto esencial en el diseño de la programación es promover los nuevos programas considerando tres niveles de decisiones: a corto, mediano y largo plazo. Como sucede en cualquier otra industria, en la televisión el perfeccionamiento nunca se detiene. Directivos, guionistas, directores, deben actuar con mentalidad científica para cautivar a las mayorías. Pensemos en esto.

Sahily Tabares Hernández

Dra. en Ciencias sobre Arte, periodista cultural y profesora‍ de la Universidad de La Habana.