Adolfo Guzmán y su raigal cubanía

Adolfo Guzmán y su raigal cubanía
Foto. Bohemia

Generaciones comparten sentimientos entrañables hacia el maestro Adolfo Guzmán. El concurso de la canción cubana que lleva su nombre se retoma; es un acto de justicia necesario en reconocimiento a su obra musical de notable calidad artística trascendente para todos los tiempos.

Le proponemos reflexionar juntos sobre la trascendencia de esta figura esencial de la cultura en Cuba donde merece tributos permanentes. No solo recordarlo a propósito de un certamen.

Relevante pianista, compositor, arreglista y director orquestal, su prolífera obra establece nexos con intérpretes y audiencias sin límites de edades o sexos. Mediante un valioso legado cautiva; en piezas emblemáticas No puedo ser feliz, Libre de pecado, Por tu falso amor, entre otras, entrega sentimientos de arraigo en el alma.

Quizás, escapan del recuerdo las ejecuciones de Adolfo Guzmán en el piano, instrumento que estudió con Alberto Falcón. También recibió clases de armonía, instrumentación y composición junto a Bernardo Moncada. Fue un investigador acucioso, paciente, sagaz; se nutrió de fuentes diversas. Poco se conoce o, por lo menos no tanto como lo merece, su afición al tango durante varios años, al frente de una orquesta especializada en este género musical realizó giras por América Latina.

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De manera notable, el maestro Adolfo Guzmán demostró una intuición particular, talento, rigor, emoción estética. Estos “atributos” hicieron grande una vida fecunda que clama por la socialización sistemática en los medios de comunicación audiovisuales. Lo que no se conoce o no se difunde, no existe.

Ciertamente, no basta un concurso para recordarlo. Su significación merece ser parte de la memoria y del presente en oídos y almas de todos los públicos. Su raigal cubanía, vastos conocimientos sobre arte y las investigaciones sistemáticas influyeron en la calidad artística de una autoría relevante por la belleza textual en piezas inolvidables.

En el contexto artístico del siglo XXI descuellan la calidad de Adolfo Guzmán, compositor nato, y los fundamentos de su pensamiento musical, ambas condiciones impresionan a musicólogos, profesores, la mayoría investiga la canción de concierto y la lírica tradicional que él actualizó.

De ningún modo por azar el doctor José Loyola, flautista, compositor, director de la orquesta Charanga de Oro, lo califica como un músico universal. Reconoce: “Al analizar sus aportes descubrimos la modernidad melódica y armónica de las piezas. También lo evidencian compositores del filin, César Portillo de la Luz, José Antonio Méndez, Marta Valdés.

Pero Adolfo Guzmán fue más allá, integra la modernidad filinesca a la canción lírica. A esto debemos añadir la capacidad de un sólido taller de orquestación, el dominio de los grandes ensambles instrumentales, el jazz band, la banda de concierto o la orquesta sinfónica, la Gran Orquesta de la Radio y la Televisión que muestran el oficio depurado y abarcador. En su producción existe una unidad interactiva entre la composición y el arte orquestal, precisó el maestro José Loyola.

Sahily Tabares Hernández

Dra. en Ciencias sobre Arte, periodista cultural y profesora‍ de la Universidad de La Habana.