Agustín Hernández Carlos: Mi obra explora cambios y la hibridación (+Fotos)

Agustín Hernández Carlos: Mi obra explora cambios y la hibridación (+Fotos)
Agustín Hernández Carlos. Foto: Marcos Harold Linares García

Llegar al estudio del artista de la plástica Agustín Hernández Carlos, resulta a todas luces, cautivador, y es que el orden que se respira en el inmueble es el mismo que envuelve a cada una de sus obras. Logotipos de Coca-Cola, camuflajes e íconos de la cultura cubana y universal, signan el espacio de trabajo de este versátil creador.

Graduado de la Academia Provincial de Ballet y Artes Plásticas Vicentina de la Torre en Camagüey, donde nació en 1978, este maestro de reconocida trayectoria en la pintura, la escultura y la gráfica, es egresado de la Universidad de las Artes de Cuba, y posee una activa participación en importantes eventos como la Bienal de La Habana, El Acercamiento/ The Approach, (Cuba/los Estados Unidos), proyecto de CalArts Center for the New Performance y Duende CalArts, entre otros.

Hernández Carlos, quien asegura acompañar regularmente sus horas de trabajo con la banda sonora de Radio Enciclopedia, nos concedió esta entrevista.

¿Qué hace a Agustín Hernández Carlos acercarse al arte?

La necesidad de expresar lo que pensaba, veía y sentía, ha sido el motor impulsor de aceptar este camino como forma de vida. Desde pequeño me interesaba dibujar, no importaban los materiales disponibles, solo necesitaba hacerlo, sobre cualquier superficie. Fue el modo más rápido de comunicación con el mundo exterior y la vía expedita para dejar ver quién soy para los demás.

Además de artista, conocemos tu faceta como profesor en la Academia de Bellas Artes San Alejandro ¿cómo se sientes al ver a sus alumnos crecer en el mundo del arte?

Ser artista es muy parecido a ser padre. Nosotros tenemos la sensación de que cada obra es como un hijo -sea buena, mala o regular, eso no importa-, es nuestra creación.  En el caso del ámbito pedagógico, ser profesor y formar nuevos artistas es una experiencia reconfortante que se asemeja muchísimo a la paternidad. Muchos de mis alumnos forman parte de mi vida y mantengo una estrecha relación profesional con ellos.  Fueron varios años entre los muros de la academia, desde 2013 hasta 2022. Extraño ejercer como profesor, ver como mis alumnos van transformándose técnicamente y desarrollando su intelecto.  Además, no solo fui docente en estos años, anteriormente fui profesor de escultura en la Academia Eduardo Abela de San Antonio de los Baños por casi seis años. Gran parte de mi vida profesional ha estado vinculada a la enseñanza. Me siento satisfecho de tener a varios de mis alumnos bien colocados dentro de la institución arte, compartir proyectos creativos y espacios expositivos, con ellos me aporta una alegría tremenda. Es una experiencia rejuvenecedora ver como alguien que tú formaste o colaboraste en su preparación se crece. Es un motivo de orgullo por encima de todo.

Buena parte de su producción posee vínculos con el arte pop ¿cuánto hay de compromiso social dentro de ese pop qué propone?

El arte pop es un antecedente que se aprecia a primera vista en muchas de mis piezas. Un pop que se asienta en el compromiso social de un creador que vive, produce y siente la realidad de su país. Asumo, por supuesto, una serie de derechos y deberes que pienso son imprescindibles para mí, y que no debo perder de vista en la complejidad de cada momento que me ha tocado vivir. Me gusta la capacidad de los cubanos de experimentar fuertes metamorfosis culturales, y a la vez mantener nuestra esencia, acomodándose así, a cualquier circunstancia. Mi obra explora esos cambios y esa hibridación.

¿Por qué la Coca-Cola y no otro producto de consumo?

La Coca-Cola más que un producto es un símbolo de una cultura de consumo, de compañías, trasnacionales, marketing, venta, compra, libre comercio. Es un ícono por excelencia del mundo globalizado que vivimos y se ha convertido en todo eso principalmente, por las excelentes estrategias publicitarias que siempre ha sido capaz de generar la compañía. Éxito es quizás el mejor sinónimo para este producto, está diseminada su distribución en todos los rincones del planeta. Es esta condición lo que más me impacta y he investigado por largos años sobre sus estrategias comerciales para a partir de ahí generar mi obra.

¿Cómo se sientes más cómodo, con lo planimétrico o lo tridimensional?

Me considero un escultor que pinta, no un pintor que hace escultura. Veo más en lo tridimensional, que en bidimensional. Por eso, quizás cuando trabajo lo planímetrico, el componente tridimensional siempre está presente. Muchas veces las veo como bocetos de mis próximas esculturas. Mi formación como escultor marca una pauta innegable en lo que hago y en la forma de pensar mis obras. Por eso el carácter instalativo de muchas y la intención de superar el muro. Me gusta trabajar con los espacios y generar propuestas para ellos, acorde a mis inquietudes. Integrar las piezas. Y si bien, no desecho lo bidimensional, prefiero la tridimensionalidad.

¿En qué espacios puede el público cubano acercarse a su obra?

El primer lugar donde interactuar con mi obra es mi estudio, ubicado en calle 48, entre 39 y 37, en el municipio de Playa. Es ese espacio de trabajo donde se generan todos los proyectos. También formo parte de la nómina de Máxima, y mi trabajo está expuesto constantemente en ese espacio. En los últimos meses he participado en varias exposiciones colectivas que me han permitido mostrar mis nuevos proyectos al público cubano. La más reciente de ellas es Réquiem, en el Arco de Belén, que estará abierta al público durante todo el mes de enero y gran parte de febrero.

¿Qué proyectos tiene pensado para este recién comenzado 2023? 

Continuar creando es una de las metas principales para este nuevo año. Me encuentro igualmente, inmerso en la gestación de una exposición personal en la que tendré la posibilidad de exponer el trabajo que he venido realizando en los últimos años. Los detalles de esta muestra serán divulgados en su debido momento. Será un año intenso en materia de proyectos.

Después de un buen café, nos despedimos del artista. Nos marchamos de su “templo” con la grata sensación de haber intercambiado saberes con una gran persona. De habernos introducido en el hábitat de un artífice que sobresale por su sólida disposición simbólica y formal. 

Agustín Hernández Carlos. Foto: Marcos Harold Linares García
Continuar creando es una de mis metas principales para este nuevo año
Agustín Hernández Carlos. Foto: Marcos Harold Linares García
Agustín Hernández Carlos en plena faena. Foto: Marcos Harold Linares García
Agustín Hernández Carlos. Foto: Marcos Harold Linares García
El taller de Agustín Hernández Carlos. Foto: Marcos Harold Linares García
Agustín Hernández Carlos. Foto: Marcos Harold Linares García
Agustín Hernández Carlos, una muestra de su trabajo. Foto: Marcos Harold Linares García

Marcos Harold Linares García