Alberto Luberta: voz del humor cotidiano cubano

Escritor de textos para la radio y la televisión y director de ambos medios, con una amplia y nutrida trayectoria, lo fue Alberto Luberta, reconocida voz del humor costumbrista cubano.
Nacido el 27 de septiembre de 1931, en el barrio de Pogolotti, Marianao, La Habana, desde joven se vinculó al medio como copista de libretos y adaptador de programas, tanto en radio como en la naciente televisión.
Su sensibilidad popular y oído atento a los sucesos de la calle, lo llevaron a crear guiones que reflejaban con agudeza la vida cotidiana del cubano. Luberta se nutría de su entorno: “Yo soy un hombre de la calle… me relaciono mucho aquí en el barrio”, decía.
Su capacidad para captar el habla, los gestos y la vida del pueblo, le permitió construir personajes entrañables, y situaciones que hacían reír, pensar y reconocerse, como los de su programa más emblemático: Alegrías de sobremesa, que durante muchos años deleitó al radioyente.
Paco, Rita Pranganillo, Estelvina, la Mulatísima; Sandalio, el Vola’o; y otros personajes, encarnados por un exquisito cuadro de comedia, dejaron una estela de sabor y sabiduría popular sin parangón, nacida de los chispeantes libretos de Luberta.
Este espacio humorístico, que se mantuvo al aire por más de cincuenta años, se convirtió en un fenómeno cultural: con más de treinta mil transmisiones, logró retratar la vida en un edificio multifamiliar con humor, acompañado por música en vivo. La frase “¡Qué gente caballero, pero qué gente!” se volvió parte del argot popular.
Tras su partida, el 23 de enero de 2017, el programa que había nacido con él, trascendió en formato de dibujos animados bajo el nombre ¡Qué gente!, conservando como banda sonora las grabaciones originales, en homenaje a su genio creativo.
Además de su labor humorística, escribió novelas y revistas musicales para televisión, como La Rampa, Secundino Tracy y De repente en televisión, muchas veces alejadas del humor y centradas en lo dramático.
Fue miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), militante del Partido Comunista de Cuba, y afiliado al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura.
Participó en la brigada artística cubana que recorrió Angola, llevando arte y humor a los soldados internacionalistas cubanos. Impartió cursos para escritores de radio, y dejó una huella profunda en generaciones de guionistas.
Como Alberto Luberta hay pocos. Fue una de esas personas que nacen una vez cada mil años, con un sentido del deber a prueba de fuego, y una capacidad de trabajo envidiable. Todo un mago que creaba hechizos, no con una varita, sino con el teclado de su máquina de escribir.