Aniversario 70 de la histórica epopeya del Moncada

La fecha escogida para la acción revolucionaria de los asaltos a los cuarteles Moncada (de Santiago de Cuba) y Carlos Manuel de Céspedes (de Bayamo) fue el 26 de julio de 1953, que coincidía con los festejos de carnaval en la capital santiaguera, lo que permitía mover los grupos de hombres sin levantar sospechas. El traslado y alojamiento del personal hacia ambas ciudades comenzó dos días antes, en automóviles, ómnibus y ferrocarril, y se fueron alojando en hoteles y casas de huéspedes, que habían sido reservados previamente.
El plan del Moncada comprendía dos aspectos básicos: el asalto y el apoyo. El asalto estaba dirigido personalmente por Fidel Castro, al frente del grupo más numeroso de unos 90 hombres, que tenían la misión de entrar al cuartel por la Posta # 3 para apoderarse por sorpresa del Cuerpo de Guardia, del Centro de Comunicaciones, los dormitorios y las restantes instalaciones, haciendo prisioneros a los militares y ocupando sus armas.
El apoyo estaría a cargo de dos grupos; uno, al mando de Abel Santamaría, segundo jefe del Movimiento con 21 hombres, que tomaría el Hospital Civil y otro, al mando de Raúl Castro con 10 hombres, que tomaría el Palacio de Justicia. El traslado desde la Granjita Siboney se haría en los 18 automóviles que allí se guardaban.
Una vez que Fidel esclareció las misiones de cada grupo, brindó la oportunidad de retirarse a los que no estuvieran de acuerdo. Vestidos con uniformes del ejército de la tiranía (para confundir), los compañeros designados para el combate cantaron con mucho fervor patriótico el Himno Nacional.
Ya en el lugar previsto, se iniciaba la lucha. En el interior del cuartel Moncada, después de la confusión inicial, la guarnición inició su defensa y se tomaron posiciones estratégicas para responder ventajosamente al fuego de los asaltantes. Los hombres del comando de Fidel habían cumplido cabalmente las órdenes que tenían, pero había fallado el factor sorpresa y una parte de los combatientes no llegaron a tiempo a sus posiciones, por extraviarse en el trayecto. La toma de los cuarteles no permitía un combate prolongado.
Tras ser tomados como prisioneros, unos 55 jóvenes combatientes fueron asesinados por los soldados batistianos los días del 26 al 29 de julio. La tiranía se presentaba tal cual era: como un aparato capaz de recurrir a los crímenes más despiadados. Y el pueblo puso en lugar altamente reservado a sus mártires y héroes.
Pese al revés desde el punto de vista militar, los asaltantes tocaron la gloria con las manos y estremecieron la conciencia de millones. No se conquistó el triunfo en aquella heroica jornada pero sí se alcanzó, como después señalara Fidel, una victoria de la moral y la dignidad.
El Moncada representó el inicio de la lucha armada como vía fundamental para el derrocamiento de la tiranía y la conquista del poder. No era una acción militar de espaldas al pueblo, sino el indispensable paso para armarlo y desencadenar la insurrección nacional liberadora contra un régimen reaccionario y proimperialista.
Llevó al primer plano nacional a una nueva organización revolucionaria, integrada por jóvenes hasta ese momento desconocidos, que asumió el papel de vanguardia en la lucha contra la tiranía y descaracterizó públicamente tanto a los viejos políticos como a los grupos oposicionistas supuestamente revolucionarios.
Fidel emergió como líder político–militar indiscutible del pueblo cubano en su lucha liberadora y su histórica autodefensa durante el juicio constituyó el programa del movimiento revolucionario para toda una etapa.
El pueblo cubano festeja este 26 de Julio el aniversario 70 de la epopeya del Moncada y la toma del cuartel de Bayamo, devenido con toda justicia Día de la Rebeldía Nacional.
Santiago de Cuba, como digna sede principal de aquellos acontecimientos, ratifica este 26 de julio la voluntad de todos los cubanos de marchar unidos en las luchas de hoy, no menos épicas, para llevar adelante la Revolución y conquistar toda la justicia social.