Ballet Nacional de Cuba, la ovación interminable

Ballet Nacional de Cuba, la ovación interminable
Ballet El lago de los cisnes

El Ballet Nacional de Cuba, orgullo de la nación, es todo arte y belleza sublime cuando bajan las luces del lunetario, se avivan las de la escena, se descorren las cortinas y surge ante nuestra vista un mundo de fantasía, con cisnes, doncellas que hacen difíciles movimientos sobre zapatillas de puntas, usan mallas y cortas sayas, conocidas como tutú.

Sigue vibrando como hace 75 años la tradición en este país insular. Las carteleras anuncian obras cumbres del período romántico como Giselle y otros clásicos como El lago de los cisnes, Las Sílfides y Coppelia; no faltan tampoco las creaciones de coreógrafos contemporáneos que crean a partir de una base teórica codificada desde hace años, que posibilita la preparación de los bailarines.

Ballet La Cenicienta, coreografía: Pedro Consuegra

Con el triunfo revolucionario del Primero de Enero de 1959, la compañía cubana actuaba no sólo en el único teatro en funciones, el Auditórium de La Habana (hoy Amadeo Roldán) donde el 28 de octubre de 1948 habían realizado su primera presentación, sino que se exhibían también por doquier en escenarios improvisados (hasta en la cama de un camión), lo cual facilitó ir atrayendo poco a poco a un público que aseguraba que no le gustaba el ballet.

Ballet Dionaea, coreografía Gustavo Herrera

La obra mayor, la más revolucionaria, fue sacar el ballet de los salones y llevarlo a todas partes, incluso al estadio, la fábrica, la escuela. Los prejuicios se venían abajo cuando se bailaba una escena de El lago de los cisnes en un taller, ante los ojos asombrados de los obreros.

A las escuelas italiana, francesa, danesa, inglesa y rusa se sumaron nuevos centros y definiciones, entre los que se destaca el pequeño Archipiélago del Caribe, gracias a la labor fundacional emprendida por Alicia, Fernando y Alberto Alonso, y de todos los que en el tiempo (profesores, bailarines, coreógrafos, maitres, críticos…) han brindado su grano de arena para la creación de la Escuela Cubana de Ballet, reconocida en todo el mundo. Ellos dieron aliento al germen existente, que se multiplicó después del triunfo revolucionario, en el que el ballet continúa más vivo que nunca en un público cada vez más amplio y culto, después de siglos de historia.

Ballet Majísimo, coreografía: Jorge García

Los festivales internacionales creados por la prima ballerina assoluta Alicia Alonso fueron desempeñando un papel muy importante a la hora de enamorar a miles de espectadores, como los que hoy hacen estallar en aplausos las salas de presentación. Nadie podía imaginar que siete décadas y media después seguiría vital ante un público ávido de disfrutar sus presentaciones, tanto en los teatros de Cuba como del mundo.

Y eso se logró a partir de ir llevando el ballet a las raíces del pueblo, haciendo de su arte un hecho masivo. Se volcó la cubanía, nuestras raíces e idiosincrasia en una reconocida danza profesional y académica, de ahí que expresar las esencias nacionales a través del ballet sea su gran mérito, pues dejaba de ser manifestación de élite.

Alicia Alonso y el Ballet Nacional de Cuba

El Ballet Nacional de Cuba, Patrimonio Cultural de la Nación, ha sido embajador de la patria en más de 60 países de los cinco continentes, y a lo interno de Cuba se han presentado en más de cien ciudades y pueblos, a lo largo y ancho del país, con gran concurrencia y aceptación del público.

El Comandante en Jefe Fidel Castro expresó reiteradas veces su gran orgullo por los logros inmensos de nuestro Ballet. Le complacían siempre sus encuentros con Alicia, a la que consideraba, con toda justicia, una de las más grandes artistas de todos los tiempos. Muchas veces se les vio sentados juntos, disfrutando las funciones del gran Ballet Nacional de Cuba.

Fotos: https://www.facebook.com/balletnacionaldecubaoficial

Ana Rosa Perdomo Sangermés