Blas Roca Calderío, ejemplo de consagración y fidelidad

Blas Roca Calderío, ejemplo de consagración y fidelidad
Foto: https://www.cubaperiodistas.cu/

El ejemplo de Blas Roca Calderío, hombre de excepcional pensamiento y acción revolucionaria, continúa inspirando cotidianamente el quehacer de los cubanos, empeñados en defender y llevar adelante su Revolución.

Este entrañable luchador, del que ahora conmemoramos el 115 aniversario de su natalicio, ejerció el noble oficio de zapatero y aún en las circunstancias más complejas no abandonó la confianza en los sectores más humildes, sustrato mismo de la lucha revolucionaria. Su profundo sentido de pertenencia a las clases históricamente explotadas, lo hacía depositar su inquebrantable fe en ellas.

La estirpe de combatiente revolucionario la evidenció desde su natal Manzanillo; allí fue elegido como secretario general de la Federación Obrera, tomó parte activa en las huelgas de zapateros de 1929 y en la de estibadores de 1930.

A tan temprana edad, como los 20 años, comenzó a vincularse con el aprendizaje del marxismo-leninismo, y en 1929, a los 21, ingresó en el Partido Comunista de Cuba, fundado por Julio Antonio Mella y Carlos Baliño cuatro años antes.

Por sus méritos como organizador, demostraba una inusual madurez para aglutinar a quienes les rodeaban, y especialmente por su capacidad para explicar la estrategia a seguir. Comprobaba en la vida las tesis de los clásicos del marxismo, y procuraba enriquecerlas con la experiencia cotidiana.

Blas, por sus indiscutibles méritos, fue electo delegado a la Asamblea Constituyente de 1940 y diputado nacional desde ese año durante varias legislaturas. Tras del triunfo de la Revolución fue miembro de la dirección nacional de las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI) y del Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba, ostentando luego con genuino orgullo su condición de miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, desde su fundación en 1965, y ratificado en todos los congresos, hasta el momento de su muerte.

Con aquella reflexiva visión que le caracterizaba, supo comprender el liderazgo de Fidel, y se dedicó a fomentar la unidad como factor primordial.

También fungió como director del periódico Hoy y presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular desde su creación en 1976. Con gran dedicación llevó sobre sus hombros la mayor responsabilidad en la redacción de nuestra Constitución Socialista.

El insigne revolucionario siempre demostró su amor a la clase obrera, al pueblo trabajador, a los humildes y desposeídos. Su apoyo a las mujeres fue incondicional con su permanente y arraigado espíritu de justicia.

Sin alcanzar estudios superiores, se preparó siempre de manera autodidacta e incursionó en el periodismo, publicando varios artículos en la prensa de su tiempo sobre diversos temas relacionados con el movimiento obrero, la sociedad cubana, el ideario martiano, y la teoría marxista leninista.

Blas Roca Calderío, nombre con el que dio a conocer durante la lucha revolucionaria, fue uno de los hombres más nobles, humanos y genuinos de la patria cubana, que demostró una alta fidelidad a los principios y dirigentes revolucionarios. Se le recordará con permanente cariño y apego a sus ideales.

Ana Rosa Perdomo Sangermés