Casa de las Américas, 64 años de realizaciones y sueños

Casa de las Américas, 64 años de realizaciones y sueños

La Casa de las Américas se yergue majestuosa e impresionante muy cerca del mar que baña el litoral habanero, en un edificio alto que todos conocen muy bien, incluso visitado por intelectuales y artistas de todo el orbe, porque representa un vínculo esencial de amor.

Adentro, todo es armonía y acervo cultural de los pueblos, organización, sentido de unidad y solidaridad, a tono con sus principios fundacionales de difundir en el mundo lo mejor de la cultura de los pueblos de Nuestra América y de acercar entre sí a intelectuales de muchas partes, quienes con frecuencia han anudado amistades en la Casa.

Fidel, desde el mismo momento del triunfo de la Revolución, le encomendaría importantísimas responsabilidades a Haydée Santamaría Cuadrado, quien siempre fue una apasionada lectora y amante de la cultura, y desplegó ampliamente su intelecto, conformó la Casa y trazó sus lineamientos básicos, vigentes aún con mayor vuelo.

Siguiendo sus apasionadas y lúcidas orientaciones, esta importante institución en sus 64 años ha cumplido una tarea esencial de afirmación, defensa y difusión de los genuinos valores, a partir de la promoción, investigación, auspicio, premiación y publicación de la labor de escritores, artistas de la plástica, músicos, teatristas y estudiosos de la literatura, las artes y las ciencias sociales del continente.

Desde allí ella, como lo han hecho sus continuadores, dialogaría con numerosos escritores y artistas del continente y acogería además de manera especial a los artistas que nacían como legítimo fruto de la Revolución Cubana. Entre ellos, los pintores Roberto Matta (chileno) y Alejandro Obregón (colombiano); los músicos Luigi Nono (italiano) y Víctor Jara (chileno); teatristas como Atahualpa del Cioppo (uruguayo) o Enrique Buenaventura (colombiano), así también intelectuales como Camila Henríquez Ureña, Arnaldo Orfila, Benjamín Carrión,  Roque Dalton, María Roa Oliver, Luis Cardoza y Aragón, Juan Bosch, Efraín Huerta, entre otros muchos, hilos, todos, de la inmensa red de relaciones intelectuales de la Casa.

Con sus donaciones de obras de arte, su autorización a publicar libros y textos, su participación gratuita en jurados, festivales, conciertos, o mediante el apoyo en las más diversas actividades, contribuyeron de manera decisiva no solo al alto grado de excelencia y la repercusión internacional de este dinámico centro de alto nivel intelectual, sino también a cimentar un patrimonio artístico, documental, sonoro, bibliográfico y editorial de muy gran valor, no solo cultural.

Al decir del poeta y ensayista Roberto Fernández Retamar, quien también fuera presidente de la Casa, “recordar a Haydée es contemplar el paso de un relámpago, escuchar la crepitación de bosques incendiados. Así quedó su imagen en nosotros. No la de estéril serenidad sino la del bullir quemante. Fuego y luz”.

¡Cómo no recordar aquellos inicios con los Encuentros de la Canción Protesta, de donde luego surgiría la Nueva Trova en Cuba y en muchos otros países del área; los Festivales de Teatro y Música; los Estudios Literarios; Encuentros de Plástica…!

La Casa ha difundido con altura las manifestaciones de la nueva narrativa, la nueva poesía, la nueva ensayística y la nueva crítica latinoamericana y con ello, y su historia, ha ganado un  reconocimiento internacional, sobre todo por su literatura, pero también por otras expresiones.

El Premio Casa de las Américas, llamado originalmente en 1960 Concurso Literario Hispanoamericano, es orgullo curricular de sus ganadores y cuenta con una amplia convocatoria y participación. Un prestigioso jurado se encarga de la selección de las obras en cada edición del Premio.

Millares los títulos de libros, artículos, ensayos, poemas, cuentos, cuadros y otras manifestaciones de la plástica, piezas musicales y conciertos, nombres de grupos de teatro y sus presentaciones han sido hitos, todos, del trabajo de la institución.

La revista Casa de las Américas, órgano de la institución que se comenzó a editar un año después de la fundación,  es una de las más prestigiosas de la lengua española y con más larga vida en el continente americano. Se define como una publicación de letras e ideas, en la que colabora lo más destacado de la intelectualidad mundial que aborda las cuestiones de la América Latina y el Caribe, y también jóvenes que se inician en la creación, la investigación literaria y el pensamiento.

A la sombra del Árbol de la Vida, espléndida y majestuosa obra de la cultura popular mexicana que ocupa un lugar prominente en la sala Che Guevara,  se han reunido por más de seis décadas pintores, profesores, filósofos, políticos, periodistas y hacedores de movimientos sociales, que han hallado genuinos espacios para exponer sus obras e intercambiar sus ideas.

La Casa de todos cumple casi seis décadas y media de fundada y bien merece reconocer la labor de sus directivos, especialistas y trabajadores en general. ¡Felicidades!

Ana Rosa Perdomo Sangermés