Debemos seguir pensando la lectura

La edición 33 de la Feria Internacional del Libro propuso un diverso panorama de lenguajes editoriales, cinematográficos y audiovisuales que integró las artes en provecho del desarrollo intelectual sin límites de edades. Pensamos en la satisfacción de leer que debemos acompañarnos durante toda la vida.
Actualmente, no se lee menos, sino diferente. Las personas aceden durante la lectura a procesos cognoscitivos y comunicativos complejos. Reflexionar sobre ellos propicia comprender los mensajes mediante canales digitales, escritos y audiovisuales.
En Cuba, prevalece la decisión gubernamental de fomentar la socialización de productos comunicativos relevantes por su calidad artística-literaria. Favorecerla sistemáticamente merece ser una prioridad en los programas institucionales, la escuela y la familia.
¿Quién no disfruta gustosamente el libro sugerido por nuestros padres, maestros y amigos? Comentarlo siempre ayuda a interiorizar las complejidades de temas, textos y nuevos saberes adquiridos por esa vía.
Los nexos indisolubles del libro como arte e industria son aprehendidos por el sistema editorial en Cuba.
Ensayos, novelas, cuentos y otros géneros literarios de-mandan la inteligencia lectora para comprender temas e intertextualidades; sin duda interpelan a usuarios activos en las redes sociales.
Por el mundo crece la banalización; pensemos, ni las perspectivas tecnológicas, perceptivas, intermediales pueden detenerla. Urge mantener la alerta de ver e interpretar contenidos y registros informativos que viajan por doquier.
Y en esta alerta deben ser cómplices los medios de comunicación audiovisuales, la escuela, la familia, la sociedad. Se aprende el proceso al asimilar palabras, ideas, metáforas, provocaciones sintácticas.
La lectura es configuración, búsqueda, conciencia de aquello que procura la capacidad de conocer y reflexionar. Hay que aprovecharla antes, durante y después de las Ferias del libro.