Desde la crítica cultural, primer acercamiento a la telenovela El derecho de soñar

Desde la crítica cultural, primer acercamiento a la telenovela El derecho de soñar
Foto: Radio Cubana

El interés de las audiencias en la telenovela El derecho de soñar, nos motiva a preguntarnos: ¿Por qué el suceso radial más importante de 1948 seduce a los públicos del siglo XXI?

Ante todo, ubiquémonos en el contexto. Las nuevas prácticas de uso de los medios audiovisuales y de la digitalización, mediante el empleo de las redes sociales, facilitan que varias generaciones dejen de ser pasivas para convertirse en productoras difusoras o productoras consumidoras de puestas diversas sin importar las narrativas, los géneros y las estéticas.

En nuestra TV, El derecho de soñar, que transmite el Canal Cubavisión, lunes, miércoles, viernes, en la noche, evoca El derecho de nacer, un paradigma de las telenovelas latinoamericanas que conmocionó a la sociedad cubana en el siglo pasado.

Foto: Televisión cubana.

La telenovela, con guion de Ángel Luis Martínez y Alberto Luberta Martínez, director general de la puesta, junto a otro experimentado artista, Ernesto Fiallo, propicia la vuelta al pasado y el abordaje de la actual Radio Cubana.

Un precepto manifiesto en la obra es que la Radio Cubana ha llegado a cien años por la labor creativa de quienes la hicieron antes y los que la hacen hoy.

El homenaje es uno de los propósitos evidentes en El derecho de soñar.

En ella están representadas una buena parte de las emisoras del país. Por esto, las transiciones expresan ese sentido. También se incluye el destaque de directoras destacadas mediante el personaje de la joven y talentosa actriz Ingrid Lobaina, quien interpreta a Damaris.

Sin duda, constituyó un desafío en el propio discurso de la narrativa ir al pasado en apenas seis capítulos y actualmente recrear el presente. Los 59 capítulos de la puesta no pueden abarcar todos los conflictos, las incidencias, las complejidades implícitas en el quehacer cotidiano de la Radio Cubana.

Foto: Cubadebate.

¿Cómo han enriquecido los realizadores la condición de hacer hoy una telenovela que satisfaga a las mayorías teniendo referencias en el siglo pasado?

El género de la telenovela se ha caracterizado por el impacto emocional, el espíritu lacrimógeno y las pocas pretensiones de realismo que se asocian al melodrama tradicional.

Estas condiciones han empezado a convivir en el escenario mediático con las llamadas citas de géneros, es decir, la incorporación sutil de otras matrices textuales que conllevan una complejidad superior en los personajes y una moral que si bien no rompe de raíz lo establecido, si se aleja de la mojigatería y los extremos en blanco y negro.

Foto: Cubasí.

Los realizadores de El derecho de soñar lo asumieron desde la concepción expresada en los personajes de María Luisa y Pascual. Ambos están inspirados en personas con esas características que iban todos los días a las grabaciones del programa radial Alegrías de sobremesa. Incluso, algunas enfermaron de tristeza, cuando en algún momento les impidieron esa posibilidad.

No olvidemos: la interdiscursividad del entorno mediático y las convenciones de los planteamientos dramáticos propician que las mayorías asimilen códigos éticos, estéticos.

El audiovisual coloca ante los ojos un fin esencial: compartir el disfrute y las reflexiones colectivas, individuales. La TV, en tanto mediación cultural, reproduce sentidos, propone interrogantes; en fin, abre nuevas vías a la investigación, pues los deseos de profundizar nunca se sacian.

Sahily Tabares Hernández

Dra. en Ciencias sobre Arte, periodista cultural y profesora‍ de la Universidad de La Habana.