El disfrute de volver a ver audiovisuales relevantes
En ocasiones, volver a ver filmes, teleseries y otros audiovisuales propicia pensar con detenimiento sus respectivos procesos creativos; la actualización de la mirada creativa y los conocimientos recuperados como patrimonio de lo social.
Reflexionemos sobre el valor que aporta una segunda mirada a obras ricas en planteamientos temáticos y estéticos.
En la era de la comunicación cultural, las narrativas ficcionales incluyen mensajes y códigos diseñados para captar el interés y la fascinación de espectadores diversos.
¿¡Quién no suele recordar conmovedores pensamientos audiovisuales por la manera de expresarlo un actor o una actriz!? El gesto, la intencionalidad al decir un bocadillo o la sonrisa suave, discreta, forma parte del acto creativo que necesitamos ver en las pantallas para comprendernos mejor, sí, a nosotros mismos.
El dilema interior, la mirada lacerante o el grito ahoga-do expresan mucho más que un parlamento carente de sentido. Todo esto debe estar presente en la visualización de la escena para conmover al ser humano pendiente del otro ser humano convertido en personaje.
De manera elocuente lo demostró la primera actriz Raquel Revuelta en el cine y la televisión. En fecha reciente, a propósito de su centenario, mereció evocaciones en la academia y entre amigos que la reconocieron como un referente actoral.
El “descubrimiento” suele ocurrir cuando analizamos en profundidad el arte de contar historias. Este exige dominio de la dramaturgia, la dirección actoral y la puesta en escena. Ninguna de las disciplinas admite improvisación. Durante el proceso creativo todas son esenciales; forman parte del género dramático elegido y de la frase matriz presente en el desarrollo del filme, la serie, la telenovela o el corto.
Las esencias de los relatos artísticos no se expresan de manera explícita; sino mediante signos icónicos y lingüísticos, incluso a través del silencio que suele hablarnos a voces; solo necesitamos percibirlo, interpretarlo.
Apreciemos las enseñanzas del maestro Konstantín Stanislavski, quien nos advirtió: “El objetivo del arte no es solo crear la vida del espíritu humano del papel a interpretar, sino transmitirlo externamente en forma artística”.
De ningún modo lo olvidemos, cada ficción lleva implícita una teoría filosófica que debe ser desentrañada y refigurada dentro de un corpus general.
Solo debemos mantenernos atentos.

