El hábito de ver y comprender lo que se exhibe en las pantallas mediáticas
Buena parte del mundo es una sociedad multipantallas. Esta omnipresencia influye en la ocupación del tiempo de las personas sin límites de edades y sexos.
Pensemos en cómo debe liderar en esa percepción la educación de las miradas.
Continuamente surgen usuarios en nuevos contextos.
Al considerar este contexto urge generar en los medios de comunicación audiovisuales contenidos y formas atractivas de puestas y espectáculos en beneficio del análisis crítico como concepto de comprender lo interesante, lo culto y lo entretenido.
El hábito selectivo de ver y comprender las propuestas ante las multipantallas se construye; igual ocurre con el gusto que no hace, se forma. La digitalización, las nuevas prácticas de uso de la tv y diferentes soportes indican cambios acelerados. Los de menos edad pasan del consumo lineal hacia tablets, celulares, computadoras y mediante el acceso masivo de las redes sociales los sujetos dejan de ser pasivos para convertirse en productores difusores o productores comunicadores.
Desde la cultura pensar el entretenimiento nutre valores cognoscitivos, éticos y estéticos. Favorece la complacencia del destinatario empeñado en defender la vida sin violencias.
Desde edades tempranas es preciso estimular la inteligencia lectora. El arte estimula la sensibilidad, tiene impactos positivos en el desarrollo de la espiritualidad y del pensar en profundidad.
Vivimos inmersos en contextos hipervisuales. Analizar las imágenes exige reflexiones críticas y valorativas. Apenas se aprecian los valores icónicos y conceptuales determinantes en lenguajes renovados; estos contrarrestan la imperante saturación de sentidos provocados por la fácil deglución y la repetición de fórmulas manidas en puestas audiovisuales.
Las responsabilidades tienen que ser compartidas al hacer arte y socializarlo. Los públicos no están ajenos al sentido de responsabilidad en sus percepciones críticas, interpretativas.
Pensémoslo.
