El secreto, recurso para contar historias
El arte emerge de la vida. Esta aseveración, en apariencia simple, conlleva a pensar: qué se selecciona de ella para contarla mediante ficciones audiovisuales en provecho de las mayorías. Durante las programaciones veraniegas en los cines y la televisión son privilegiados relatos de honda trascendencia social. Muchos recrean violencias, angustias; en fin, conflictos disímiles.
Le proponemos reflexionar sobre el secreto, recurso utilizado por guionistas, realizadores y equipos creativos para mantener la atención del espectador; tenerlo atento a qué ocurrirá durante el próximo capítulo en series y telenovelas, igual ocurre con el marcado interés proporcionado durante la narración en escenas de filmes clásicos y contemporáneos.
Ciertamente, no hay nada más codiciado que el secreto de los demás. Ante la pequeña pantalla, una propuesta que mantiene pendiente a las audiencias es el tratamiento del secreto en la serie turca Secretos de familia. Su juego con las expectativas anticipa sucesos, los detiene, los adelanta. Ese constante avanzar y retroceder influye en el consumo: incluso suma adeptos al espectáculo, por momentos imprevisible. Otras propuestas acuden al mismo recurso que establece una dramaturgia particular al contar acontecimientos posibles o imaginados.
Coinciden en la programación veraniega dos telenovelas de estreno; ambas motivan al acto participativo de los públicos. La puesta cubana Renacer suele privilegiar al televidente como un cómplice que sabe mucho del secreto. Tener esa incógnita despejada resta cierta intranquilidad necesaria que debe demandar una telenovela de 90 capítulos. No obstante, las avezadas audiencias lo saben, “algo” puede ocurrir en cualquier momento y lo esperan de manera paciente.
Por su parte, otros ingredientes se aportan en la telenovela brasileña Orgullo y pasión. En ella, ambos sentimientos y actitudes, pasiones y prejuicios, marcan la ruta de por dónde irá el secreto. Sin duda, internarse en el tejido social demanda ideas, investigaciones, madurez, estudios de conductas humanas, y diálogos enriquecedores para el mejor conocimiento del otro. El lenguaje televisual tiene el principal componente en el plano. Su composición se define sobre la base de la dirección fotográfica que combina luces, sombras; influye en estados de ánimo, transformaciones y el avance de la trama.
No lo olvidemos, el medio televisual utiliza una estética del impacto y de la comprensión inmediata de la historia. Los saberes no tienen ni límites ni fronteras. La obra de arte considerada bien simbólico, existe como tal para quien posee la capacidad de descifrarla. Los contextos son el marco de referencia donde la comunicación se produce; le conceden prominencia al núcleo germinativo de puestas en pantalla, les otorgan connotaciones a los códigos, establecen asociaciones y juicios de valor. Cultura y entretenimiento no son un par antagónico. Ver televisión y cine enriquece la cultura, el conocimiento y las vivencias en cualquier etapa de la vida.