Epílogo interpretativo sobre el 46ª Festival de Cine de La Habana
En Cuba, el séptimo arte cautiva a públicos de diferentes generaciones.
Todos se mantienen pendientes de la edición 46 del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, que del 4 al 14 de diciembre, motiva en La Habana a las mayorías.
Suelen ser las sinopsis las primeras señales que se buscan en las salas grandes. En esta oportunidad la variada muestra cinematográfica en concurso y otras categorías incluye diversidad de temáticas, conflictos y estéticas procedentes de 42 países.
El ser humano lidera en los ejes dramatúrgicos de relatos que indagan en intimidades y urgencias. Por lo general, responden desde diferentes puntos de vista a un precepto esencial: lo que hace fascinante al arte es el hecho de que cada artista tiene su propio estilo y su particular sentido de cómo recrearlo.
Ante las pantallas grandes reflexionemos no solo en lo que se dice; sino en lo que nos corresponde descubrir. Las esencias de metáforas y símbolo son fundamentales en el campo de las artes; pues proponen basamentos culturales de sentido antropológico y artístico.
Las mayorías buscan títulos premiados, guionistas y realizadores que ya conocen y países de procedencia que garantizan un nivel artístico estable.
En el cierre del Festival ratificamos la variedad en el tratamiento de contenidos, la concepción al contar historias y presentarlas con nuevas significaciones.
Ese ver ha nutrido la espiritualidad y el desarrollo intelectual de quienes deseen interpretar en profundidad los planteamientos cinematográficos contemporáneos.
La actitud de indagar, interpretar, sentir desazones nos mantendrá activos para conocernos mejor.
Pensémoslo.

