Evocamos al maestro Eduardo Heras León

Evocamos al maestro Eduardo Heras León
Foto: Cuba Sí

¿Cómo pensar la riqueza del arte literario si no volvemos al legado de nombres relevantes de las culturas cubana y universal?

En este segmento de crítica cultural les proponemos evocar los aportes del inolvidable maestro Eduardo Heras León.

Su desaparición física no lo silencia en el olvido. Él le manifestó a quienes se iniciaban en la escritura: “Sean locos a Jorge Luis Borges o enfermos a Cortázar.  Elijan su camino propio, escriban los libros que yo he dejado de escribir”.

Nunca creyó en solemnidades. Sencillo, diáfano, cordial, supo defender la justicia y la eticidad, la conversación creadora, la polémica fraterna para destacar las similitudes y las diferencias de criterios estéticos, preferencias literarias, géneros y estilos narrativos.

El Centro de Formación Literaria que fundó lleva el nombre de Onelio Jorge Cardoso. En la revista El Cuentero de la institución dejó decálogos, convocatorias, entrevistas, páginas memorables en homenaje a este clásico de la literatura cubana. “En el principio de toda ficción –allá donde no hay escritura todavía, o donde la escritura no es posible, junto a un cañaveral remoto- está Juan Candela, un personaje de raíz popular que los años y los lectores han fundido con su creador”.

Eduardo Heras León, escritor, editor, periodista, crítico de ballet, maestro. Sí, precisamos repetirlo de manera enfática, maestro. El reconocimiento extiende el más largo abrazo al traer al presente sus enseñanzas, consejos y vivencias. Siempre habló con voz propia y trajo a colación preceptos de Guy de Maupassant: “La meta del escritor serio no es contarnos una historia, no conmovernos o divertirnos, sino hacernos pensar y llevarnos a entender el sentido oculto y profundo de los hechos”.

Volveremos en breve a este segmento ¿Qué vemos? de tu programa Después del mediodía para seguir pensando juntos en el legado del escritor Eduardo Heras León, maestro de varias generaciones en Cuba y otros países.

Al leer o releer sus libros Acero y La guerra tuvo seis nombres emergen dos condiciones o cualidades necesarias del buen estilo: la sencillez y la naturalidad para comunicarnos la verdad.

En los cuentos del volumen Los pasos en la hierba recrea personajes que actúan, viven, y a veces, mueren, en las grandes gestas épicas del pueblo cubano.

Con este volumen publicado en 1970 obtuvo mención única en el Premio Literario Casa de las Américas. En la estructura narrativa se articulan creativamente los planos, el estilo, el punto de vista, las mudas espaciales y temporales y la composición estética de las historias.

Siempre alerta: Que no se nos pierda la memoria. El viaje del libro transcurre entre octubre de 1960 y abril de 1961. Como reconoció en la presentación del volumen el notable intelectual Roberto Fernández Retamar. “Su autor presenta los hechos vívidamente, sin edulcorarlos, y además con la autoridad de quien ha participado en las acciones que evoca en sus complejos cuentos”.

Sin duda, la curiosidad lo llevó por disímiles caminos en beneficio de la sociedad y de la cultura cubana. Fue un hombre dedicado en cuerpo y alma a la búsqueda, al descubrimiento perpetuo de ideas que iluminan con oportunos análisis.

Otorgó nuevas luces al conocimiento al dejarnos un legado de gran utilidad para las presentes y las futuras generaciones. Como él aprendimos de los clásicos otra certeza: “La vida, en suma, es una cadena, cuyos episodios o trances, son a modo de eslabones. Ni siquiera la muerte es un final definitivo”.

Reflexionemos sobre la sabiduría del escritor Eduardo Heras León plasmada en su obra literaria, pues es un referente para todos los tiempos.

Sahily Tabares Hernández

Dra. en Ciencias sobre Arte, periodista cultural y profesora‍ de la Universidad de La Habana.