Gretchen González Nieto: luz de mujer cubana desde la traducción y la interpretación

Gretchen González Nieto: luz de mujer cubana desde la traducción y la interpretación
La traductora e intérprete Gretchen González Nieto

La traductora e intérprete Gretchen González Nieto nació en La Habana en 1961. Después de seis décadas de ese acontecimiento de especial significación para su familia, habla asimismo de la suerte de crecer junto a excelentes padres que la estimularon a ella y a sus dos hermanos a estudiar una carrera.

En su hogar siempre hubo espacio para los libros y las condiciones para realizar el autoestudio. Al propio tiempo, recibió en cada nivel de enseñanza las herramientas necesarias, hasta que llegó el momento para considerar la Licenciatura en Lengua Inglesa como mejor opción para consolidar metas y sueños.

“Llegué a estudiar la profesión porque Nancy Hernández, mi profesora de Inglés en el preuniversitario, que era muy jovencita en aquella época, enseñaba con mucha alegría, y eso me estimuló a tal punto que pedí la Licenciatura en Lengua Inglesa en el antiguo Instituto Superior Pedagógico de Lenguas Extranjeras Pablo Lafargue”, así lo cuenta González Nieto en entrevista exclusiva con Radio Enciclopedia.

“Durante la carrera hicimos mucha traducción e interpretación. Mis compañeros y yo hicimos cursos electivos para aprender a traducir, y sobre todo a interpretar, y así nos fuimos desarrollando en mi grupo. Todos mis compañeros de pupitre —como yo digo— son hoy profesionales espectaculares.

“Después del Servicio Social salió una convocatoria en la Prensa para ser profesores en la escuela de Medicina. Me presenté y gané la plaza en la Facultad de Medicina del Hospital Manuel Fajardo. Ahí trabajé durante 5 o 6 años. Seguí haciendo traducción e interpretación para los eventos que ocurrían y para los otros profesores del claustro que necesitaban traducción. En otro momento me fui a trabajar a un centro de capacitación de Educación de Adultos con fines específicos, y seguí trabajando y aprendiendo entonces de colegas que sabían más”.

—¿Cuándo y por qué inicia su trayectoria en la Asociación Cubana de Traductores e Intérpretes?

—Me acerqué a la Asociación Cubana de Traductores e Intérpretes (ACTI) cuando en el 2003 empiezo a trabajar en el Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas (Infomed) plenamente como traductora e intérprete. Aunque ya había acumulado 20 años de trabajo, fueron rigurosos a la hora de escogerme, me hicieron examen de aptitud y salí bien, me gané la plaza y todavía trabajo en ese centro.

Cuando entré, Infomed estaba consolidándose como tal y el director que teníamos en ese momento, Pedro Urra González, estimulaba mucho que uno aprendiera, que aprendiera más, que cada uno de los trabajadores buscara la arista que quisiera desarrollar como profesional, como parte del proyecto Infomed. Ese paradigma lo continuaron las dos directoras que le sucedieron.

Y en el caso del servicio de traducción del Centro entró en una ebullición preciosa de aprender, de compartir conocimiento, de crecer profesionalmente, y ahí ya había una delegación de base de la ACTI. Aprendí por ellos qué cosa era la organización, y en el 2008 tuvo lugar en La Habana un Congreso de Traducción Especializada que era de mucho interés para nosotros, y nos fuimos para allá una colega y yo. Infomed en ese momento se ocupó del registro y todo. Cuando llegué a allí encontré a colegas, a personas muy queridas, de otros contextos y me enseñaron la vida de la ACTI. En ese momento la traductora de Árabe, Gisela Odio, era la presidenta, y Rodolfo Alpízar Castillo, quien antecedió a Gisela en la presidencia, organizó aquel evento. También estaba Luis Alberto González Moreno en la Junta Directiva de la ACTI.

Después, en un Congreso de la organización fui electa par la responsabilidad de la Secretaría. Con Gisela Odio aprendí muchísimo: cómo llevar el curso de las cosas, y asistirla a ella como presidenta. Se realizaron varios simposios en ese mandato y Luis Alberto como vicepresidente se ocupaba de la organización de los Simposios de Traducción.  Así fue como yo entré a la ACTI, para aprender.

—¿Qué experiencias acumula a partir de las responsabilidades en la Junta Directiva de la Asociación Cubana de Traductores e Intérpretes?

—Sobre mis responsabilidades dentro de la organización: entré como secretaria ejecutiva, y la primera encomienda de la presidenta Gisela Odio fue organizar la Secretaría. Atender los libros que se llevan, la comunicación con los presidentes de las delegaciones de base, organizar el canal y el flujo de información, así como las actas, y la relación con la Dirección de Asociaciones del Ministerio de Justicia.

Después me dijo que tenía que hacer el sitio web y con lo que había aprendido en informática en Infomed, logré hacerlo en la plataforma de WordPress. Todavía soy la editora principal del sitio.

Está también la revista Anónimos que Gisela fundó en el 2010, y desde entonces he estado involucrada en el Comité de Redacción, casi siempre desde la revisión y la coordinación; y en el último número publiqué dos trabajos. En otras ediciones también he hecho reportes sobre las actividades, o de mis impresiones.

—¿De qué forma llega entonces a la Federación Internacional de Traductores como representante de la ACTI?

—En 2017 integré la delegación cubana que asistió al XXI Congreso Mundial de la Federación Internacional de Traductores (FIT), que se celebró en Brisbane, Australia. En ese encuentro la ACTI presentó no solo la candidatura del próximo Congreso Mundial, sino que también me propuso como miembro del Consejo FIT. Esta nueva responsabilidad me permitió aprender muchísimo más de la vida asociativa, de la importancia de la vida asociativa para nuestra profesión, y me permitió traer esa información para la organización del XXII Congreso Mundial, en Varadero, Matanzas. Esas corrientes permitieron al equipo ACTI, con Luis Alberto García como presidente de la Asociación y del Comité Organizador, tener el Congreso que tuvimos en junio de 2022. Allí salí electa nuevamente como miembro del Consejo de la FIT, y en los dos mandatos he asumido muchas responsabilidades en esa instancia internacional junto a otros colegas.

Gretchen González en el XXII Congreso FIT junto a colegas de la Asociación Argentina de Traductores e Intérpretes, el
Colegio de Traductores Públicos de Buenos Aires y la Asociación Panameña de Traductores e Intérpretes (de izquierda a derecha).

Los horizontes se abren al conocimiento; son increíbles las aristas de la profesión que no vemos en Cuba porque tenemos otro contexto. El contexto de nosotros es el de una sola Lengua. Hablamos español, pero en otros contextos donde se hablan varias Lenguas, y ocurre un desastre natural, por ejemplo, ¿cómo son entonces los servicios de traducción e interpretación? Un poquito de eso aprendimos durante la pandemia de la Covid-19 con los Intérpretes de Lengua de Señas Cubana, para la actualización a la comunidad sorda de Cuba sobre lo que pasaba como consecuencia de la enfermedad. Eso es un ejemplo de lo que he aprendido en FIT y en otros lugares más. Verdad que estar en una vida asociativa, y ser parte de eso le abre a uno varios caminos al conocimiento y puede uno entregar mejores resultados de trabajo en lo que es la profesión y la responsabilidad que tengo ahora.

—En febrero de 2023, durante el VII Congreso de la ACTI, usted es elegida como presidenta de esta organización nacional. ¿Cuáles son los principales procesos que lidera en este mandato?

—La principal tarea que tenemos en este mandato es retomar la capacitación, la superación, los talleres, los cursos, los simposios que se vieron muy afectados durante los años de pandemia. La etapa de confinamiento por la Covid-19 también nos dejó lecciones como la necesidad de crear un aula virtual o una sala virtual para poder llevar la capacitación, aunque no podamos vernos, y es algo que tenemos que preparar, que tenemos que ver cómo llegamos a eso. Suponemos que es a través de la alianza con otros actores de la comunidad del conocimiento en Cuba. Ese es el principal objetivo de trabajo.

Queremos también crear una biblioteca de la ACTI, pero esos son asuntos como decimos en la Junta, más domésticos. Queremos seguir creciendo en membresía. Queremos continuar estimulando la investigación desde la práctica, en alianza con la academia. Queremos trabajar en pos de que la asociación sea sostenible, es decir, que haya relevo en los distintos campos del conocimiento en los que trabajan los traductores e intérpretes en Cuba. Y todo eso es a través de la visibilidad, del apoyo y de la vida asociativa que la ACTI pueda proveer. Esos son los principales objetivos de este mandato.

La mayoría de los colegas de la Junta somos mujeres, y todas, además del hombre que tenemos, que es Abraham Pérez Herrada, trabajan igual, saben lo que tienen que hacer. Son colegas muy serios y responsables, y todos tenemos la mirada hacia el mismo lugar. Cada uno contribuye cuando trae lo mejor de cada uno para que avance la asociación y mi trabajo como presidenta en este mandato vaya bien.

Son muchas responsabilidades. Es un trabajo serio, es voluntario, y lleva mucha dedicación y amor a la profesión. Eso es algo que descubrí a través de la ACTI y se lo agradezco porque he experimentado un crecimiento personal y profesional importante.

—¿Cuál es la fórmula para cumplir con esas misiones profesionales y atender la familia sin que nadie salga perdiendo?

—Mi trabajo en Infomed y la responsabilidad de presidenta de la Asociación Cubana de Traductores e Intérpretes, y representar a esta organización en la Federación Internacional de Traductores, lo que lleva es mucha organización. Poder cumplir también con mi casa, mi vida, atender a mi mamá, seguir a mi hijo que también es traductor, lo que lleva es organización; y eso lo aprendí con las mujeres cubanas. Las mujeres en general, y en especial las mujeres cubanas, son unas campeonas por la forma en que asumen el horario de trabajo y llevan los proyectos de vida de su familia. Aprender a hacer eso se lo debo a la mujer cubana.

Fotos: Cortesía de la entrevistada

José Luis Alvarez Suárez