La gallardía de Marta Arjona
Cuba es una nación que históricamente se ha caracterizado por ser cuna de grandes artistas. Desde la comunidad primitiva los taínos comenzaron a jugar con los volúmenes. Tanto en la madera, como en la cerámica, muy tempranamente se desplegó un culto por el modelado de las formas que, hasta nuestros días continúa vigente.
Este legado ha permanecido a lo largo del tiempo por los sólidos trabajos de educación y conservación del patrimonio. Alguien que sin lugar a dudas aportó mucho, muchísimo a esto fue Marta Arjona (1923-2006), quien precisamente estaría cumpliendo su centenario en este 2023.
Artista plástica de reconocida trayectoria, graduada en la especialidad de escultura y modelado en la Escuela Nacional de Bellas Artes San Alejandro en 1945, y años después de cerámica en la École de Métiers d´Arts Appliqués en París.
Las experiencias adquiridas durante su proceso de formación las compartió con colegas de su generación como Amelia Peláez, Mariano Rodríguez y René Portocarrero, específicamente, en la elaboración de murales de cerámica. Integró también las filas de la Sociedad Cultural Nuestro Tiempo desarrollando una labor crucial en la gestión y promoción del movimiento artístico cubano de mediados del pasado siglo.
Al llegar 1959, continúa con su actividad creativa, pero se va acercando un poco a otras labores direccionadas con la conservación del patrimonio. Fue la encargada de registrar y nacionalizar todo el patrimonio artístico en manos de la propiedad privada a inicios Revolución.
Su incesante actividad le permitió que ocupase importantes cargos como los de Directora Nacional de Museos y Monumentos, Directora Nacional de Artes Plásticas, Directora Nacional de Patrimonio Cultural y otra serie de compromisos dentro de la nación caribeña.
Representó a Cuba, en su labor de gestora cultural en México, Francia, Italia, Venezuela y otros países. Fue miembro del Comité de Patrimonio Mundial, miembro también de la Comisión de Cultura Cubana de la UNESCO y representante del Secretariado del ICOM para los países de América Latina y el Caribe.
Las cifras de los sitios cubanos declarados como Patrimonio Mundial, junto a las de los monumentos nacionales, no son para nada discretas, en gran medida gracias al incansable esfuerzo de Martha Arjona, quien sin lugar dudas logró catapultarse como una de las cubanas más trascendentales del pasado siglo.