Herminio Almendros, la lectura como bandera
Dos de esos libros que se recomienda leer en Cuba a todas las personas, de cualquier edad, son, Oros viejos, y Lecturas ejemplares, volúmenes que recogen verdaderas joyas de la narrativa y la poesía universales.
Ambos tienen en común el hacedor de esos maravillosos trabajos de recopilación, el pedagogo, escritor, editor y promotor cultural hispano cubano, Herminio Almendros Ibáñez.
Nacido en el seno de una humilde familia de Albacete, España, estudió magisterio en su ciudad natal y en Alicante, formación que completó en la Escuela de Estudios Superiores de Magisterio de Madrid, donde terminó como primer expediente de su promoción.
Sus ideales contra la dictadura fascista de Francisco Franco lo convirtieron en peligroso blanco para las fuerzas represivas, por lo que no le quedó otra opción que exiliarse, y lo hizo en Cuba, hacia donde partió el 28 de mayo de 1939.
En esta nación no se le reconocieron sus estudios y méritos profesionales, por lo que tuvo que volver a graduarse en 1952 por la Universidad de Oriente, y pasó a trabajar como asesor del Ministerio de Educación.
Pero no le fue bien, pues al haber huido de una tiranía llegó al lugar donde imperaba otra, no menos cruel, encabezada por Fulgencio Batista, quien no tardó en privarle de su trabajo. Por suerte para él fue contratado por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y se le destinó a trabajar en Venezuela.
Herminio Almendros regresó a Cuba poco antes del triunfo revolucionario del Ejército Rebelde del primero de enero de 1959. De inmediato, se integró al trabajo educativo en un equipo de expertos formado por decisión de Armando Hart, a la sazón ministro de Educación, quienes tuvieron a su cargo la colosal tardea de organizar la Campaña de Alfabetización, e inmediatamente fue nombrado director general de Educación Rural.
Desde esa posición impulsó la publicación de libros de lectura para niños, en los que supo conjugar el atractivo de la historia con la calidad literaria y la intencionalidad educativa.
Son numerosos los libros infantiles que escribió. En total publicó más de 40 títulos y cientos de artículos periodísticos en los 35 años dedicados a la educación cubana, durante los cuales también colaboró intensamente en la creación de planes de estudio, orientaciones metodológicas y textos para la nueva red de escuelas formadoras de maestros primarios, una necesidad perentoria en la naciente Revolución cubana, impulsada por el ideario martiano que basa la verdadera libertad en la educación y la cultura.
Herminio Almendros, hombre de profunda vocación humanista, convencido de la importancia de los libros para el desarrollo de la espiritualidad del hombre nuevo, dejó de existir físicamente el 13 de octubre de 1974 en La Habana, su patria chica.
(Con información de Ecured)