Humberto Solás y el aliento creativo que todavía emociona

Humberto Solás y el aliento creativo que todavía emociona

La obra artística del destacado cineasta cubano Humberto Solás Borrego (La Habana, 4 de diciembre de 1941 – La Habana, 18 de septiembre de 2008) trasciende, sobre todas las cosas, por su singular aliento creativo, que lo hizo merecedor de un importante lugar dentro de la cinematografía cubana y latinoamericana.

Su minucioso estudio y observación de cada texto y escena, la intención desde la mirada de otro, contribuyeron a ir forjando tempranamente un estilo propio, inigualable, en la búsqueda de un cine  que partiera de las emociones y los sentimientos, que motivara las reflexiones, pero sobre todo  que dejara en los espectadores preguntas y contradicciones.

Desde que dirigió Manuela, cuando solo tenía 24 años, hasta Adela, un cortometraje del año 2005, centró en el sexo femenino su atención como director cinematográfico, con una mirada muy sensible. Y lo hizo desde un enfoque de género poco usual en ese tiempo, sobre todo presentando a mujeres transgresoras.

No es solo el hecho de que siete de sus películas tuvieran nombre de mujer, sino que, desde fecha tan temprana como 1966, sacó a las mujeres del corsé cultural al que estaban ceñidas y también reflejó las consecuencias de no seguir las reglas.

Así sucedió así sucedió también con varias de sus protagonistas femeninas, como las tres Lucías de la película homónima (1968); Amada y Cecilia en sus respectivos contextos. Su primer largometraje, Lucía, ha sido considerada por la crítica mundial como una de las diez películas más importantes en la historia del Cine Iberoamericano.

La sensibilidad especial de Solás lo hizo acercarse al mundo de las mujeres con otros ojos, otra mirada, lo que le permitió abordar tanto sus frustraciones como la posesión  a que son sometidas las mujeres en las guerras por los enemigos, como una forma de mancillar doblemente a la mujer y a la Patria. A ello se suma que realizó en la década del ochenta varias películas históricas.

Solás fue el creador en 2003 del Festival Internacional de Cine Pobre, una cita que nació tras la filmación en la ciudad costera de Gibara de algunas de las escenas de su película Miel para Ochún (2001), a la que siguió cuatro años después Barrio Cuba (2005).

Es un deber recordar a este maestro del cine cubano como uno de los más connotados realizadores, cuando se cumple el aniversario 15 de su fallecimiento. Humberto Solás fue un cubano de hermosa trayectoria que encontró en la cinematografía el lenguaje eficaz para comunicarse y provocar las emociones, esas que le merecieron siempre, a partir de la escena,  numerosos lauros, pero sobre todo el reconocimiento de su público.

Ana Rosa Perdomo Sangermés