Juramento que se renueva: ¡Patria o Muerte!

Juramento que se renueva: ¡Patria o Muerte!
Vapor francés La Coubre, siniestrado en el puerto de La Habana. Foto tomada de Prensa Latina

Transcurría el inicio del mes de marzo de 1960 y en torno a Cuba se preparaba una gran operación subversiva y de terror, que meses después desencadenaría en el ataque mercenario por la Ciénaga de Zapata. El ambiente hostil y agresivo de los Estados Unidos iba en aumento.

Las acciones contra el naciente proceso revolucionario estaban dirigidas a debilitar económicamente al país, desestabilizarlo y obstaculizar el acceso a medios para su defensa, entre otros fines.

Fue así que Cuba tuvo que recurrir a otros países lejanos para poder adquirir las armas necesarias. Bélgica no se dejó presionar por los Estados Unidos, como sí ocurrió con otros países europeos, y se logró la compra de armas y municiones mediante contratos oficiales.

Desde ese país, en 1959 ya el buque francés La Coubre había trasladado a La Habana una parte del arsenal comprado y el 4 de marzo de 1960 hacía de nuevo su entrada en la bahía habanera, con la carga de municiones y medios bélicos restantes (cinco mil 216 bultos de explosivos, entre los que estaban 525 cajas de granadas y 938 cajas de municiones). Eso ocurría al amanecer, y ya a las 3:10 de la tarde el vapor galo quedaría en pedazos, como resultado de dos explosiones a bordo.

Horror y destrucción causó el sabotaje a La Coubre
Horror y destrucción causó el sabotaje

¿Sabotaje? se preguntaba el pueblo cubano en las calles al ocurrir la explosión ¡Sabotaje! confirmó Fidel Castro de inmediato, en fundamentado análisis que expuso en el sepelio de las víctimas, e indicó también que había que buscar al agente de ese sabotaje, no en Cuba, sino en el extranjero, en los imperialistas norteamericanos, muy interesados en que Cuba no adquiriera las armas que traía el barco.

Al revisar las investigaciones en torno al suceso se concluye que fueron 101 los obreros y soldados cubanos fallecidos, así como seis marinos franceses miembros de la tripulación. No pudieron ser identificados los cuerpos de 34 personas, reportadas como desaparecidas.

Contaron alrededor de 400 los lesionados, cuyas secuelas le acompañaron toda su vida, así como las heridas sentimentales de sus familiares. El pueblo de Cuba sufría por la pérdida y daños de muchos de sus hijos. Un profundo dolor era visible en los rostros, incluso de los miembros de la dirección de país, con Fidel y Raúl Castro, Ernesto Che Guevara, Osvaldo Dorticós, Juan Almeida y otros compañeros al frente. Ellos, desde el momento de la explosión, habían estado presentes en el peligroso lugar del siniestro, a fin de conocer directamente lo ocurrido y disponer las medidas necesarias.

Desde los primeros momentos las investigaciones cubanas descartaron la posibilidad de un accidente, debido a las medidas de seguridad adoptadas para el traslado del cargamento y su descarga, así como la pericia de los braceros contratados para ese trabajo.

Los resultados de los experimentos, realizados posteriores al hecho, confirmaron que la causa de la explosión fue un sabotaje preparado en algún punto del embarque o la travesía. Sin dudas, allí había actuado la mano de la Agencia Central de Inteligencia (CIA). Después de 63 años de aquella explosión, los responsables continúan hoy sin castigo ante la justicia y quedan muchas interrogantes por despejar.

El pueblo se volcó en el sepelio de las víctimas de LaCoubre
El pueblo se volcó en el sepelio de las víctimas del sabotaje a La Coubre

Al día siguiente del hecho, los habaneros se volcaron a rendir el homenaje póstumo a los caídos y a repudiar la vil agresión. El Comandante en Jefe, en la despedida del duelo, aseguró que los cubanos no solo sabrían vencer cualquier agresión, sino que nuevamente no tendrían otra disyuntiva que aquella con que se había iniciado la lucha revolucionaria: la de la libertad o la muerte. «Solo que ahora libertad quiere decir algo más todavía –dijo–, libertad quiere decir patria. Y la disyuntiva nuestra sería patria o muerte».

Así nació ese clamor o consigna que ha acompañado a los cubanos durante más de seis décadas en los momentos de dificultades o amenazas, y que mantiene su plena vigencia frente a las agresiones de todo tipo por parte de los Estados Unidos, en su intento de doblegarlos.

La disyuntiva sigue siendo ¡Patria o Muerte!
La disyuntiva sigue siendo ¡Patria o Muerte!

Ana Rosa Perdomo Sangermés