La Habana es la Casa del filin

La Habana es la Casa del filin
Foto: Bohemia Mía Filin Festival / Facebook

En Cuba generaciones recuerdan haber escuchado: La Habana es la Casa del filin. Esta expresión remite a un movimiento musical que a partir de 1940 en el pasado siglo XX revolucionó la música y la cancionística.

Pensemos en la riqueza de ese legado sonoro y rítmico imprescindible en la cultura nacional trascendente sin límites de fronteras.

Son inolvidables el Callejón de Hamel y la casa de Ángel Díaz, un compositor virtuoso que brilló en el movimiento filin. Allí se generó un hervidero creativo de notable incidencia musical. Sus cultores aportaron innovaciones importantes al cambiar moldes armónicos, melódicos y literarios; el sentimiento hecho canción, colocó en los oídos, la conciencia y el gusto de las personas, riquezas de metáforas e imágenes sonoras acunadas en composiciones y calidades interpretativas.

Debe el pensamiento crítico ser estímulo; volver una y otra vez a ese legado que alimenta imaginaciones e ideas propositivas culturales al pensar y crear la canción en Cuba.

Esta trascendencia se fundamenta en los aportes memorables de figuras virtuosas en la composición; entre ellos el maestro César Portillo de la Luz, un pilar del filin.

Al escribir la pieza Contigo en la distancia, en 1946 sentó pautas como personalidad artística desde el punto de vista estilístico en la creación compositiva.

Él y otros referentes demostraron la importancia del espíritu de superación y las búsquedas que deben caracterizar al artista interesado en compartir ideas, pensamientos y transformaciones al crear obras novedosas, estéticas y de larga permanencia en la memoria y el futuro.

Es preciso pensar de dónde venimos, lo valedero de la trova tradicional anterior al filin y los recursos expresivos de ambas manifestaciones tienen que nutrir la cancionística del siglo XXI.

Pensémoslo.

Sahily Tabares Hernández

Dra. en Ciencias sobre Arte, periodista cultural y profesora‍ de la Universidad de La Habana.