La programación televisual dirigida a niños y jóvenes
Constantes flujos de informaciones, códigos e imágenes proliferan por múltiples vías. Desde la niñez, las personas adquieren cultura mediante la vía oral.
Hoy reflexionaremos sobre una interrogante que comparten muchas familias cubanas: ¿Cómo orientar a mis hijos al momento de seleccionar materiales audiovisuales edificantes y entretenidos?
Padres, maestros, guionistas y realizadores son conscientes de la importancia del aprendizaje a través de lecturas creativas en diferentes formatos, pero, sin duda, estas exigen un proceso, que demanda entrenamiento.
En ese quehacer, la televisión es un eslabón imprescindible. Lo reconocieron varios participantes durante la sesión Infancia y Comunicación 2023, que organizó el evento Caracol de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.
De manera creativa, centró sus enfoques en los valores formativos de la educación, la cultura y la defensa de los derechos y los deberes de niños, niñas y adolescentes.
Un ejemplo de oportuno intercambio entre realizadores y los de menos edad lo ofrece sistemáticamente el programa Como tú (Cubavisión, lunes, 6:00 p.m.).
Mereció el Premio colateral del Centro de Estudios de la Juventud, otorgado por esta institución, como parte del Premio Cucumí de la Uneac de Mayabeque.
Dalgis Román, guionista y realizadora del espacio, hizo énfasis en mantener estrechos nexos con los destinatarios en cada emisión.
“Es una manera de conocer sus gustos, intereses, ideas y pensamientos”, reconoció la experta.
Consideramos que, lamentablemente, no siempre las programaciones dirigidas a infantes y jóvenes mantienen la escucha atenta a sus destinatarios.
No aprovechan en toda su dimensión privilegiar la escuela como la institución cultural más importante de cada comunidad.
Nunca lo olvidemos: la escuela es, junto a la familia, no solo el espacio donde se adquieren conocimientos, sino en el que se forman valores cívicos, éticos y estéticos imprescindibles para a las nuevas generaciones en constante desarrollo.
Pensar entre todos propicia nutrir una cultura inclusiva y de plena participación entre las familias, los centros educacionales y los medios de comunicación audiovisuales.
El asunto demanda el seguimiento a diálogos y debates sostenidos en el evento Caracol de la Uneac, pues urge la formación de públicos capaces de elegir con juicios críticos lo culturalmente auténtico y valioso.
A la crítica cultural le corresponde estudiar, meditar, sugerir análisis y valoraciones. Sobre todo, influir positivamente en el escenario comunicacional y mediático, en la jerarquía de valores identitarios de la cultura cubana.
Acudir a los clásicos amplía los horizontes del conocimiento. Hay que investigar y preservar la memoria histórica de la enseñanza del arte en Cuba.
Siga la pista de lo que ve y escucha su hijo. Participe junto a él en la labor de desentrañar lo desconocido.
Según el inolvidable poeta Eliseo Diego, hombre culto, sensible, el Érase una vez de los cuentos abre el telón y presenta universos, donde tras innumerables peripecias, los personajes conquistan la felicidad y viven muchos años.
Entre las audiencias prevalece la familiaridad con el mundo digital y la búsqueda de la información inmediata sobre textos diversos mediante dinámicas relaciones.
Uno de los éxitos del medio televisual reside en reconocer la sagacidad y la inteligencia de los públicos. Estimular que estos tengan mayor incidencia en la comprensión de los mensajes.
Es preciso involucrar a las personas en el disfrute de la lectura de manera creativa. Si ya no se escribe ni se lee como antes, tampoco se ve ni se representa igual que antes.
La visualidad entró a formar parte de la dimensión cultural, la cual es, al unísono, imaginario, entorno tecnológico.
Estos tiempos requieren acercamientos a novedades literarias, obras clásicas y de autores contemporáneos. Cada rama de la ciencia tiene su historia propia, un legado universal y estimula el acercamiento multidisciplinario, fuente de inspiración de nuestra tradición intelectual.
Diseñar una estrategia dirigida a la difusión masiva de la cultura exige estimular la curiosidad, las necesidades afectivas, la ampliación de los universos personal y profesional, el acercamiento duradero entre los seres huma-nos y los saberes infinitos.
