Martí lo afirmó: ¡Grande es la palabra cuando cabalga en la razón!

Martí lo afirmó: ¡Grande es la palabra cuando cabalga en la razón!
Foto: 5 de Septiembre

José Martí, el Héroe Nacional cubano, dio un valor muy significativo al alcance del verbo y la fundamentación de los hechos, acerca de lo cual llegó a afirmar: “¡Grande es la palabra cuando cabalga en la razón! Penetra entonces más que la más larga espada».

Se conoce que desde muy joven reflejó en sus poemas y algunos trabajos periodísticos su amor por Cuba y su adhesión a la lucha por la independencia. Tenía tan solo 16 años cuando escribió un trabajo que salió publicado en El Diablo Cojuelo, en el que al señalar “O Yara ó Madrid” sintetizó la disyuntiva histórica entre ser un partidario de la lucha iniciada por Carlos Manuel de Céspedes o convertirse en un seguidor de los dictados de Madrid, la capital de la metrópoli española.

En este periódico también precisa lo que experimentaba al escribir y publicar sus escritos: “Nunca supe yo lo que era público, ni lo que era escribir para él, más a fe de diablo honrado, aseguro que ahora como antes, nunca tuve tampoco miedo de hacerlo”.

El Diablo Cojuelo, del que ahora se cumplen 156 años, fue una publicación creada y editada por el destacado patriota Fermín Valdés Domínguez, aunque solo circuló una sola vez. Como un volante de cuatro páginas se editó en la imprenta El Iris, de Obispo No. 20 y 22, en La Habana. El Apóstol había solicitado permiso para imprimir un “semanario democrático cosmopolita”.

No obstante, Martí escribió: “Esta dichosa libertad de imprenta que por lo esperada y negada y ahora concedida, llueve sobre mojado, permite que Ud. hable por los codos de cuanto se le antoje, menos de lo que pica; pero también permite que vaya Ud. al juzgado o a la fiscalía, y de la fiscalía o el juzgado lo zambullan a usted en el morro, por lo que dijo o quiso decir. Y a Dios gracias, que en estos tiempos dulces hay distancia y no poca de su casa al Morro”.

Entre los materiales contenidos en la publicación estuvo aquel trabajo de fondo y otro más pequeño de Martí. Se editó aprovechando la libertad de imprenta que había establecido por decreto el nuevo Capitán General de Cuba, apenas diez días antes.

Y además expuso que la denominada libertad de imprenta, no era tan amplia ni permitía que se dijera cuanto se deseaba, ni publicar cuando se oyese. A través de pequeños diálogos, algunos de ellos llenos de cierta ironía, Martí fustiga al régimen colonial español y a sus representantes en Cuba.

Esta “libertad” fue duramente criticada por los círculos integristas de la prensa, comerciantes españoles y el cuerpo de voluntarios de La Habana, quienes acusaron al Capitán General de flojo en sus acciones contra los independentistas cubanos.

Incluso, Martí también criticó la sumisa posición asumida por publicaciones ya establecidas y de gran poder como era el caso de El Diario de la Marina, acerca del cual detalló: “El Diario de la Marina tiene desgracia. Lo que él aconseja por bueno, es justamente lo que todos tenemos por más malo. Y esto lo prueba “El Fosforito”.

“Lo que él vitupera por malo, es justamente lo que tenemos por bueno. Y esto lo pruebo yo. Quería censor, no hay censor. Dijo que la libertad de imprenta traía muchos males. Para él si, para los demás no; porque gana el que escribe, puesto que puede escribir; gana el que imprime, puesto que no hay censura que le arrebate el trabajo, y gana el que lee, porque se nutre de las cosas buenas, y aprende a despreciar las malas. ¡Pobre Diablo!”.

Ana Rosa Perdomo Sangermés