Morada: Un ejercicio auditivo para el alma
Buena Fe nos recuerda lo importante que es ejercitar no solamente los músculos del cuerpo, sino también los sentimientos para alcanzar así una verdadera plenitud existencial.
Hacer un disco agradable, musicalmente compacto y a la vez pensante, en tiempos donde hay quienes persistan en exaltar la visión más superficial del ser humano, pudiera parecer complicado. Pero si nos referimos al disco Morada de Buena Fe, aceptarán de inmediato nuestra explicación de la favorable acogida de este por recrear la riqueza espiritual desde un sentido del gusto que se ha convertido en la huella dactilar del famoso dúo.
Aunque la tesis expuesta en el tema Las más viejas refrenda nuestra tendencia de valorar como mejores las canciones de antaño, en este caso vale hacer una excepción al considerar esta reciente producción para la Egrem no solo como una de las más sólidas propuestas discográficas de Buena Fe, sino, probablemente, la mejor. Si en cuanto al aspecto musical se percibe mayor coherencia estilística en el conjunto de la obra, como resultado de una asentada experiencia profesional, en relación con las letras encontramos aún más acentuada esa cualidad propia de sus textos: el exquisito tratamiento poético de los mismos.
Hacía tiempo que, en nuestro entorno musical cotidiano, no habíamos sido sorprendidos por la belleza del lenguaje caballeresco que también merece recibir la mujer de hoy día en Café, del mismo modo que se agradece la imaginativa salida a una situación engorrosa en la intimidad con nuestros hijos en El hipopótamo, y nos develan en un santiamén la igualdad de derechos y deberes de la pareja en Roles.
Por supuesto, en Buena Fe siempre habrá un espacio para el divertimento criollo por el sabor desplegado en Una vez al año, pero seremos conducidos de nuevo al carril con reflexivas motivaciones, en esta ocasión sobre las trágicas consecuencias del cambio climático en las piezas Sur y Mares o en Cuanto más.
Desde que hacemos referencia a la portada, diseñada por el paisajista Dausell Valdés a partir de los colores de la enseña nacional, ya sabemos de la emotiva carga simbólica de la canción Morada. Estamos ante la presencia de una pieza de carácter épico, donde en un clímax dramáticamente ascendente, compartimos la profundidad del respetuoso amor que merece nuestra morada-hogar y nuestra querida morada-nación.
(Tomado de la página de Facebook Buena Fe Fans Oficial)
(Autor: Guille Vilar)