Movimiento Revolucionario 26 de Julio: poderosa fuerza integradora

Movimiento Revolucionario 26 de Julio: poderosa fuerza integradora
Foto: Trabajadores

Los asaltos a los cuarteles Moncada, de Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, de Bayamo, no fueron aventuras románticas ni intentos golpistas, sino acciones conjuntas de un grupo de jóvenes que veían en la lucha armada el primer paso hacia la independencia nacional.

A partir de aquella experiencia se había estado valorando que sin teoría revolucionaria no habría movimiento revolucionario. De ahí que Fidel Castro, y los compañeros que a su alrededor se nuclearon, se dedicaran durante la etapa posterior en presión al estudio de las obras de los clásicos del marxismo leninismo y en ellas encontraran una concepción científica, que les sirvió para comprender la situación existente en Cuba e iniciar una revolución con un programa ampliamente democrático.

En aquellos jóvenes de la Generación del Centenario siempre estuvo presente una acertada interpretación de la lucha de clases y de las tradiciones combativas del pueblo cubano.

Después de liberados por amnistía debido a la presión popular, y con la salida hacia el exilio, iban organizando el Movimiento Revolucionario 26 de Julio, el cual estaba llamado a dirigir la Revolución. Esto constituyó un gran acontecimiento político que llamó la atención de la amplia opinión pública, en la medida en que se iba vertebrando una organización que habría que dotarla de los elementos necesarios para la batalla final.

El 12 de junio de 1955, apenas un mes después de la excarcelación de los moncadistas, marcaba un hito importante en esa etapa. La organización liderada por Fidel quedaba constituida ese día, adoptó el nombre definitivo con que pasaría a la historia: Movimiento Revolucionario 26 de Julio (M-26-7) y dejaba constituida la primera dirección nacional del M-26-7, integrada por: Fidel Castro, Ñico López, Pedro Miret, Haydée Santamaría, Melba Hernández, Jesús Montané, José Suárez, Pedro Aguilera, Armando Hart, Faustino Pérez y Luis Bonito.

Se orientó organizar el Movimiento en todo el país, acopiar recursos y seleccionar combatientes para ser entrenados en México, entre otras tareas. Desde su fundación, la política y las normas quedaron bien trazadas, y se diseñó su estructura clandestina. Todos sus miembros tenían la idea clara de la necesidad de una fuerte organización que, regida por la más estricta disciplina y vinculada con el pueblo, sirviera de instrumento político a la Revolución.

Desde los primeros momentos, el objetivo estratégico a alcanzar fue la toma del poder, lo que permitió la orientación y la finalidad de la lucha, posibilitó identificar a los enemigos de la causa revolucionaria y, como factor más importante para estos objetivos, incorporar a las masas populares como protagonistas principales de la obra.

Y aquel excepcional Movimiento se fue ampliando y multiplicando sus fuerzas en medio de duras tareas clandestinas y en el fragor del combate, reponiéndose ante cada revés y avanzando de forma indetenible hasta la victoria, con el liderazgo de Fidel. Una poderosa fuerza integradora de la que hoy recordamos el  aniversario 70 de su constitución.

Ana Rosa Perdomo Sangermés